Blog literario idiota de Andrés Nortes Martínez-Artero. Literatura y rock en vena. Y alguna cosa más

domingo, 26 de diciembre de 2010

¿Haruki Murakami? ¿Es usted? ¿Seguro? No sé, no sé...

Estoy a unas ochenta páginas de acabar de leer La caza del carnero salvaje, novela del escritor japonés Haruki Murakami. Es un libro que creo me fue regalado por un amigo, que ya ha hecho en algunas ocasiones acto de presencia por este blog. Y digo creo porque en ningún momento de mi vida recuerdo haber abierto la puerta de la librería con intención de comprar un libro a este señor; pero es que en mi biblioteca aparece no uno sino dos de sus volúmenes en ediciones de un cierto valor económico, de Anagrama y de Tusquets, -cosa de la que, en tanto me es posible, también huyo.


(Imagen tomada del blog www.otrastardes.com)


Ante la duda, con un ciero tacto para no ofenderlo, un día entre semana que estábamos reunidos con más amigos y con algunos aperitivos y cervezas de por medio, primero lo afirmé y luego lo dudé, a ver si se animaba él a aclarármelo, pero no resultó, pues él tampoco tenía consciencia de esto. Otra hipótesis sería la de que el libro ingresara en mi casa por la vía paterna de los regalos navideños, pero me resulta igualmente peregrina por el hecho de que un nombre nipón en la portada quizá no le inspirase demasiado.

Recuerdo esto al hilo de la impresión constante que en mi está causando la lectura de la segunda -aunque cronológicamente primera- novela de Murakami que se encontraba en mi estantería: La caza del carnero salvaje, un texto impredecible como una cabra, salvaje como una bestia y ciertamente cómico como el mismo diablo que se mantuviera escondido en una esquina escrutándome al leer cada nueva página.

Pero empiezo por la primera, puesto que si no no se entenderá mi turbación con los carneros. Tokio Blues: Norwegian wood es una bellísima novela con una prosa contenida y cuidadísima sobre la interioridad común de un estudiante universitario atenazado por un hecho luctuoso que debe desembarazarse de la belleza de éste y aprender a vivir de manera "común". Se trata de una obra estupenda, con pasajes en los que una buena traducción hace que no sobre ni falte una coma (nota para los suspicaces: no es que yo sepa japonés y la haya leído en ambas lenguas y comparado, pero sí hay que tener en cuenta que en los textos traducidos sólo las ideas -el argumento, por ejemplo, de una novela- y la disposición -la estructura de los elementos como el espacio, el tiempo, los personajes, los párrafos y su presentación- se pueden pasar de una lengua a otra. La elección de las palabras ya no es obra del escritor sino del traductor) y que la experiencia de lectura pueda ser muy íntima, muy recogida. Si en todos los autores sucede, Murakami en esta obra muestra que es un maestro de los silencios.

Después de leer Tokio blues... comencé La caza... y más de una vez tuve que volver a echar un ojo a la portada. ¿Era el mismo escritor? Mientras que Tokio blues... era una obra moderna, La caza... era puramente posmoderna. Mientras que Tokio blues... hablaba una Historia del corazón como las de Vicente Aleixandre, La caza... era una locura variada, un terremoto o un vórtice de agua como el de Poe en el que el vértigo de lo leído se adueñaba de la escena. Tokio blues... es una obra divertida, inteligente, que mezcla muy variados materiales -lo jocoso, lo serio- filosóficos y literarios, que desautomatiza la lectura y la lengua, que interrumpe la historia principal con historias secundarias aún más interesantes -y la principal, tonta y/o metaliteraria, una búsqueda a la manera de Jasón, Medea y el vellocino o de los caballeros de Chretien es verdaderamente magnética. Es una novela en la que un narrador caprichoso -bendito capricho el suyo- cuenta las andanzas de un personaje "mediocre" al que sucede algo que de extraordinario se torna ridículo: la búsqueda hiperrealista -y a veces superrealista- de un carnero concreto con poderes inimaginables.

¿Qué hay de Murakami en ambos? Cuesta encontrarlo. ¿La concreción, el gusto por la oración breve, los detalles, la mirada selectiva, las ocurrencias enternecedoras de la mirada original del narrador, los personajes con una fuerte personalidad, las referencias culturales y sobre todo musicales? Pues sí, pero... ¡siguen siendo el día y la noche estas dos novelas! Pienso que una persona capaz de parir dos hijas tan distintas en un margen tan corto como el que diferencia a ambas es un auténtico intelecto, con una presentación no obstante tan poco espectacular que a muchos pueda pasar desapercibida.

Y por eso me pregunto si es verdad que ambos autores son Murakami. Y le digo a mi/s libro/s. ¿Murakami? ¿Es usted? ¿Seguro? No sé, no sé...





miércoles, 22 de diciembre de 2010

Bob Dylan, Sony Music y los Señores de la Guerra

En estos días en que la ley Sinde está por aprobarse o no, y en que los derechos del conocimiento del arte y su acceso popular están en entredicho, se me ha ocurrido buscar una canción del bueno de Bob, a quien hay que volver siempre, aunque él mismo haya vuelto a tocar delante del papa. En fin, todos nos equivocamos, ¿no?

Esta canción resulta casi imposible de encontrar en internet porque Sony ha retirado todo el material de algunos de sus artistas bajo la amenaza del copyright. Es penoso ver una canción tan hermosa con una letra tan dura y tan explícita como esta sólo en -innumerables- versiones y no en su original. No me imagino al bueno de Bob cuando la escribió pensando en el copyright, aunque la verdad es que hoy día ya no sé qué imaginar ni qué pensar.

Pero si lamentable es esto, otras cosas son aún más lamentables. Esa canción se llama Masters of War, y trata de cómo algunos han hecho de la guerra su horrendo negocio. Esto sigue sucediendo a día de hoy, y no sólo con los pérfidos Estados Unidos, sino con todos y cada uno de los pequeños negocios-estados del mundo, que se alinean en dos bandos: los muy pequeños compran armas y material bélico, y los que no son tan pequeños las venden. Los hombres y las mujeres que no compran ni venden armas son los que mueren por ellas -y por el beneficio de sus vendedores-. Suena exagerado, pero en último término es así.

Come you masters of war
You that build the big guns
You that build the death planes
You that build all the bombs
You that hide behind walls
You that hide behind desks
I just want you to know
I can see through your masks.

You that never done nothin'
But build to destroy
You play with my world
Like it's your little toy
You put a gun in my hand
And you hide from my eyes
And you turn and run farther
When the fast bullets fly.

Like Judas of old
You lie and deceive
A world war can be won
You want me to believe
But I see through your eyes
And I see through your brain
Like I see through the water
That runs down my drain.

You fasten all the triggers
For the others to fire
Then you set back and watch
When the death count gets higher
You hide in your mansion'
As young people's blood
Flows out of their bodies
And is buried in the mud.

You've thrown the worst fear
That can ever be hurled
Fear to bring children
Into the world
For threatening my baby
Unborn and unnamed
You ain't worth the blood
That runs in your veins.

How much do I know
To talk out of turn
You might say that I'm young
You might say I'm unlearned
But there's one thing I know
Though I'm younger than you
That even Jesus would never
Forgive what you do.

Let me ask you one question
Is your money that good
Will it buy you forgiveness
Do you think that it could
I think you will find
When your death takes its toll
All the money you made
Will never buy back your soul.

And I hope that you die
And your death'll come soon
I will follow your casket
In the pale afternoon
And I'll watch while you're lowered
Down to your deathbed
And I'll stand over your grave
'Til I'm sure that you're dead.






Leedla, escuchadla, pensad un poco en ella. Espero que Bob, y Eddie y Ben os digan más que Sony, que Bush, que Zapatero, que Rajoy.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Teenage fanclub, la obsesión

Hace algunos años, aunque yo no sea muy dado a las series, recuerdo que un día, falto de sueño, me quedé en casa -ahora "casa de mis padres", pero entonces simple y llanamente "casa"- viendo el Canal Plus. La serie era Millenium, y el capítulo, aunque pudiera buscar su nombre, me vais a disculpar que no lo haga para no perder tiempo del trabajo que debería estar haciendo ahora mismo y que con el blog le robo cariñosamente. En ese capítulo, una asesina en serie con un carácter tan mítico que evocaba al mismo principio del mal, una tal Lucy Butler, capturaba a jóvenes y los hacía oír el tema Love is blue prácticamente hasta el suicidio o el lavado de cerebro.

Ese capítulo me obsesionó, y la música también. Hoy, aun riéndome de aquello, no lo hago en voz muy alta.

(Por ello, me niego a enlazarla aquí, si queréis la podéis encontrar en youtube).

Pues el tema de hoy, infinitamente mejor, qué duda cabe, me ha hecho escucharlo cuatro veces esta misma tarde. Un simple y delicioso tema de power pop de Teenage Fanclub. La obsesión es real, como decía Houllebecq. Todo lo demás es sólo posible.





(Tened cuidado, no lo oigáis mucho. ¡Malditos escoceses!)





La larga coda de la muerte

La larga coda de la muerte

Me desperté el dieciséis de setiembre ya sin trabajo. La reestructuración de la plantilla del Independiente supuso el argumento necesario para el despido, cuya premisa, cinco semanas antes, había sido un reportaje de una página y media sacando los colores al Consejero de Cultura. Si era eso necesario, me había preguntado Fuentes, el redactor jefe. No vino de él, claro, el encargo. Pero después de quince días de trabajo, contesté afirmativamente. Si hay un independiente, con honradas minúsculas, en esta historia, ése soy yo, que vendo mis artículos a distintos medios y que cobro por trabajo finalizado. No digo que quizá no me equivocase o en el tono o en alguna aserción, pero el pago de mi alquiler y de los libros de Clara, mi hija, la hija de Sara, mi mujer, es decir, mi hija, me impidieron retrasarlo los diez días más que hubiese necesitado para reelaborarlo.

Y ahora estoy en la calle. El Independiente tiene mucha influencia en esta ciudad, y no voy a volver a ejercer mi profesión aquí; tal vez acabe mudándome en unos días. Pero un periodista nunca debe separarse de su cuaderno y su bolígrafo, y sobre todo nunca debe dejar de escribir. Así es que he pensado en componer la crónica de mi desempleo, que serán estas páginas que continúan.

------------

Durante estos días parece confirmarse mi (mala) intuición. Mala como negativa y pesimista. En una crónica, “agorera” quizá no sea el adjetivo correcto, o válido, pero así ha acabado sucediendo, y como yo soy mi propio lector y me entiendo, me vale tanto la palabra como saber que así ha acabado sucediendo: que pensé mal y acerté.

Cada mañana me levanto. Mi trabajo es buscar trabajo. Es un trabajo mal remunerado. (Aún tengo humor, eso me alegra). No me ofrecen nada. Alguien de mi recorrido laboral no se las ve con los filtros, por usar otro eufemismo, que son los departamentos de recursos humanos. Bien pensado, y desde la perspectiva más oscura, esa expresión no es ningún eufemismo. Ayer me ofrecí al redactor jefe de informativos de Canal 11, donde sé que necesitan a dos reporteros y una redactora –por los cupos paritarios-, pero Antonio R., a quien conozco desde hace más de cinco años, me miró a los ojos y me mintió. Salí de allí incómodo, y pospuse las siguientes citas del día. Por lo visto, mi valor –en todos los sentidos de esta palabra- sólo se manifiesta tras la atalaya de una cámara o una libreta.

--------------

No voy a escribir sobre esto. Lo dejo. Han pasado seis meses. La única constante es la inconstancia, y tal vez el bar. Las ausencias de Sara y de Clara también se me hacen presentes a cada momento en mi casa extraña. No sé cuánto tiempo van a tardar en desahuciarme.

-------------

Ayer estuve casi a punto. Me había duchado, y me había afeitado, no a contrapelo pero en sí ya era un acto enormemente importante. Me puse el jersey que había guardado para el momento, para ese momento, porque éste era ese momento, el jersey gris de punto de cuello vuelto. Aún olía al suavizante que le ponía Clara. Olía como cuando tendía una lavadora con calcetines de niña y rebecas de mi mujer, y mi ropa no llegaba a suponer la mitad del tendedero, y lo hacía a gusto y sin prisa.

Ella me llamó ayer, después, y yo entendí que no fueran a regresar. Además de eso, de poca cosa más me enteré, aparte de su tono de voz. Venía del bar, estaba bastante borracho; ella lo supo a la segunda frase, pero no lo mencionó. Tampoco se apresuró especialmente en colgar. Me quiso bien cuando estuvimos juntos, y me quiso bien ayer. La echaré de menos. A las dos. Sé que algún día me cruzaré con ellas, habiendo decidido en el último momento cambiar de trayectoria, y que ahí estarán las dos. Será un destino. Y lo que es más importante: Sara no se irá discreta y velozmente del brazo de nadie, y tampoco forzará a Clara a mirar hacia otra parte. ¡Mejor que tenga preparado entonces por qué huelo tan mal, por qué tengo los ojos rojos y por qué he dado un traspiés si no había nada con qué tropezarse!

----------

Ha pasado un año- Acabo de tomar una cerveza, sólo una cerveza. Releo. La última vez que escribí me dejé llevar por los detalles. Estoy como un novelista; es más frecuente el novelista alcohólico que el periodista alcohólico. Pero las noticias no se escriben así. Yo escribía noticias. Aún podría hacerlo. Esta mañana estoy sobrio. Al menos en un par de horas no voy a beber nada.

Voy a ir dando cuentas. O a lo mejor debería decir “rindiendo” cuentas. La verdad es que ya no borro ni tacho. ¿Para qué?

La primera cuenta saldada será la de mi historia. Faltaban datos: era una entrevista de trabajo. Me llevé mis entrevistas y mis fotos. Soy un fotógrafo decente; bueno, ahora el sol me deslumbra y las manos me tiemblan, aunque hay un botón en la cámara para lo segundo. Al tipo le gustó, era matar dos pájaros de un solo tiro-salario. Pero quiso cerrar el trato en el bar de la esquina con dos whiskeys a media mañana. Hay gente que bebe mucho –y luego estamos nosotros, claro- que además son siempre de un tipo concreto: son grandes, de hombros y cuello muy anchos, con la voz muy resonante y gestos que no admiten réplica ni diálogo. Con whiskey se fue. Se fue todo.

La segunda cuenta ha sido con la familia. Este mes mismo ha pasado. Son gente normal, un poco de derechas, un poco religiosos, un poco racistas y bastante cariñosos. Mi padre, con su asma y su bar, como siempre, igual que mi madre en las dos cocinas y fregando los dos suelos. Cuando era niño le pegaba a los clientes que tiraban los palillos, las servilletas y los huesos de oliva al suelo, hasta que mi padre me dio una bofetada entre las risas de los de siempre. También tengo dos hermanas. Una mañana me cogió el cuerpo en hacer tonterías: me fui a otra oficina del banco distinta de la de siempre y a mis padres les hice una transferencia por algo más de la mitad de lo que aún no me había bebido del paro. Como remitente puse "www.loteriaamigaonline.com". Salí riéndome de las oficinas, y seguí así, a carcajadas, durante un buen rato. La gente me miraba y condenaba sin saber ni entender nada, pero yo sólo podía imaginarme las ingenuas caras de mis padres, felices, infantiles, y a las tontas de mis hermanas explicándoles que en Internet hay muchos juegos de azar y loterías y…

La tercera cuenta es con el farmacéutico. Si no estoy borracho, raro, no puedo dormir. Estos días he ido hablando con él. Desde siempre, hablar no se me ha dado mal. Es sólo ir diciéndole a la gente lo maravillosa y asombrosa que es, haciéndolo con la necesaria dosificación para que no sospechen. Me ha costado semanas de oír hablar de un Toyota a buen precio, del aparcamiento en el barrio, de estudios estadísticos sin datos sobre las preferencias sexuales de los clientes según grupo social, según franja de edad, según opción política y según estatura, de oír maldecir de Hacienda y de las injusticias estatales… Pero si no lo hubiera hecho, Chema no me habría dado los tranquilizantes. Ahora ya es igual.

------


Bien pensado, en realidad podría comenzar mi historia desde aquí: un día me desperté con la idea de que ya no me quedaba nada que hacer en el mundo.

Considerando, tras el prólogo, que todo estaba o hecho o descartado, tuve un momento de relajación. La frase original no tiene el giro “con la idea de que” sino el verbo “pensando”, pero lo acabo de sustituir para evitar las repeticiones.

Mi deseo en ese momento fue sonreír solo y recibir un hermoso rayo de sol en plena cara. Pero el día estaba nublado, y el gris preocupante del paisaje aéreo sólo se proyectaba en el gris preocupado de las aceras y el mobiliario urbano. Bueno, y en los vehículos masculinos. Bueno, y en los vestidos, masculinos y femeninos, y los trajes y el mobiliario urbano. Así pues, no hubo gloria el día de mi muerte. El fatum no tiene mucho talento estético, en realidad.

------

Quien me lea tiene que estar dándose cuenta del truco: “Pero si no lo hubiera hecho, Chema no me habría dado los tranquilizantes. Ahora ya da igual.” Y también: “no hubo gloria el día de mi muerte”. No se puede escribir de la propia muerte en pasado sino en las siguientes circunstancias:

- Se especula ficticiamente, escribiendo antes del suicidio.
- Se inventa un alter ego, se mata con blandura al yo real y se sigue la vida.
- Es todo una paradoja. Las premisas resultan inoperantes –aunque no así los argumentos, perfectamente útiles- y deben ser renegociadas antes de volver a considerar plausible la tesis.

Con frialdad, afirmo que he empezado a ser incapaz de empatizar con nada ni con nadie, pero también afirmo que esto no aplicable a los problemas racionales; puede incluso que mienta. Una vez lejos de todo –de ahora en adelante uso el tiempo presente- y lejos de todos, decido suicidarme. Para ello consigo fuertes medicamentos para el sueño, y los ingiero masivamente. Me meto en la cama. He concebido algunas puestas en escena, pero no hay retribución que hacer: ella y la niña han cumplido, la despedida de los padres está hecha, amigos no quedan, ni cuentas pendientes me quedan a mí con ellos. Me pongo en postura fetal, esperando. Esto parece aburrido, quién lo iba a decir.

De repente vislumbro lo impensable: yo fui periodista –yo soy periodista-, y puedo guardar registro de lo que miles de millones de personas han ansiado saber. ¿Qué es la muerte? ¿Qué es morir? ¿Qué hay después?

Levantar los párpados es un esfuerzo severo. Caminar, o gatear, por última vez de camino al cajón donde quedaron olvidadas la libreta o la grabadora cuesta tanto como hace treinta y dos años costó la primera vez que lo hice.

En la mano tengo por fin mi grabadora. Jamás he deseado tanto de un fetiche como éste; al pensar en lo que podrá contar a generaciones futuras, acaricio sus aristas y vértices suavemente angulosos, repasando en mi mente sus zonas desgastadas, sus colores planos y su diseño recién anticuado.

Según muero, voy adormilándome lentamente. Por eso he elegido este medio, y he rechazado otros más terminantes y certeros. Las sábanas se hacen más cómodas. Visto mi pijama, y sólo mi olor a whiskey y a tabaco estropean un poco el cuadro. Si no fuera por ellos, sonreiría y musitaría en voz baja: “mamá”. Quizá lo haga.

Ya debo terminar. Comprendo que no hay nada. No veo el cielo, ni las nubes, no hay túnicas, no hay barbudos, ni ecuánimes, ni coléricos, ni paternales, no hay diablos, no hay condenados, no hay nada de lo que decía Dante, no me están dirigiendo hacia un nuevo cuerpo, por lo que Platón y el hinduismo no parecen haber acertado, tampoco creo ver cuarenta vírgenes para mí solo, será que no cumplí los requisitos, la virgen María no consuela ni selecciona, debe estar en otra parte, o en ninguna parte, no entro en combustión espontánea ni me convierto en un haz luminoso que recorra las galaxias, no me convierto tampoco en un ánima en pena porque al estar muriendo aún cuento el goteo del tiempo en cada sílaba, mi percepción se sabe en los momentos finales, pero al haber cerebro aún hay vida.

Entonces es cuando mi cerebro demente se ríe de mí y me da, por último, una visión. Una túnica alta con formas de mujer que porta una guadaña en sus manos y que me aguarda de espaldas, que me habla con una suave voz ronca, de mujer, como la de Linda Fiorentino, y que al volverse es sólo calavera sin carne, aliento insípido de vacío.

¿Hay algo?
Nada. Ni yo.
Entonces muer…





Notas del escritor:

Escribir con un buen bolígrafo sobre folios viejos oyendo un posmoderno doo-wop rockabilly en la voz de Imelda May es un buen estímulo para empezar a escribir. De este modo, sin más preámbulos, lo haré.

Pero vaya aún un mentiroso párrafo. Tengo que escribir, pero, ¿sobre qué? Ficción, eso es. Está claro. Debe, además, permitir que me aleje una kilométrica distancia de mi comedor.

Empezaré con la última parte del cuento. Luego habrá que ordenar todo, y revisar.

Escribiré sobre un periodista que hace un reportaje a la muerte. Al final, ella no le permite llevarse el texto. Por este motivo, el narrador debe intervenir y afirmar abiertamente la mentira de sus palabras. Por ejemplo así:



En este punto debo intervenir y responsabilizarme de mis palabras. Yo, Evaristo Aguirre, abogado de profesión y escritor aficionado, soy quien ha ideado y redactado el cuento anterior. No hay ningún periodista de lo trascendente ni, por supuesto, la muerte es un enigmático fantoche de género femenino armado con una guadaña de tamaño familiar –aunque, para qué engañarnos, ojalá existiera y tuviera la voz de Linda Fiorentino en La última seducción o en Jade.

Ante esto surgen dos preguntas: ¿por qué?, y, también, ¿para qué?

Por qué escribimos los escritores es una cuestión de muy difícil respuesta. Algunos lo hacen porque en su vida poseen tan poco que sólo imaginarse los directores de semejante orquesta sinfónica que es el más pequeño de los epigramas ya debe suponerles una compensación o una retribución muy grande. Podría poner muchos ejemplos de pequeños hombres necesitados de hallar en algún lugar las especias de una vida insulsa; pero lo intrigante surgiría menos en éstos -que de alguna manera pueden excusar el pecado de la pluma- que en los muy reconocidos, los que son fotografiados con y sin el cigarro encendido, en exteriores y en interiores, los que no lamentan en exceso la promoción devorando el tiempo de la redacción. La existencia de este tipo de autores, dueños de prestigio, opinión, riqueza y supuestamente sexo, matiza las causas de aquellos miserables, y convierte el acto de ficcionar –me gusta más que ficcionalizar, aunque dudo de su existencia en el diccionario- en una cuestión de modo y no tanto de grado. No es tanto ser alguien de no ser nada, sino ser otro, casi cualquiera. La peor maldición del ser humano es doble: morir siendo uno. Cuando uno se puede arrojar a las estrellas de la mente y descubre, atónito, que ésta, es decir, el alma, sabe volar, la desdicha de no haber apenas logrado despojarse de la propia piel es enorme. La curiosidad camina muy digna por encima de la moral cuando uno se imagina cómo sería tener valentía, como sería quedarse huérfano a los diez años, cómo sería amar a un hombre, cómo sería tener las manos con tres dedos y cola puntiaguda, cómo sería haber amado a Nefertiti o a una partisana en el año 43, cómo sería cargar con la madre de uno –si uno es Michael K- muerta en la cuneta de una carretera de un país en una guerra civil que uno no entiende.

Pero, ¿y para qué? Por qué y para qué son dos conceptos que mi pequeña cabeza de jurista de múltiples promociones no encuentra sencillo distinguir ni divorciar. Digamos que va a ser el objeto de haber quitado la capucha a este buen bolígrafo robado en el bufete. Ha habido quien travestía su alma para calmar su pequeñez, pero como dije antes buscaremos ahora otras razones. U otros objetivos.

La ficción sirve para ser más humano. Convertirse en otro hace que el escritor empatice con el sujeto de su estudio: lo puede detestar y rechazar, pero lo comprenderá, esto es, lo “comprehenderá”. Habrá latido al ritmo de su personaje, y aun en la trinchera del análisis, habrá sentido los ojos de la criatura clavársele en los suyos, no como un moderno Prometeo sino como un moderno Frankenstein.

Además, la ficción es una mascarada soberbia. Los seres humanos no podemos resistir durante mucho tiempo la quemadora pureza de los absolutos; así, inventamos refinadísimos filtros y disfraces para las palabras más invencibles. El engaño, la ficción, la historia, el personaje concreto, la descripción detallista, en muchos casos no son sino el velo que oculta a un humano que trata de enlazar su alma con otro humano.

No quería, pero lo he hecho. Con mi voluntaria teoría literaria he desnudado también mi cuento y toda mi escritura. Yo soy real; en estos momentos, que cuando leas siempre serán otros, pienso, en el salón de mi vivienda en el número doce de la calle Periodista Matías Prats, en la muerte, y pienso en el deseo de saber. Un periodista es un profesional de la búsqueda de informaciones desconocidas, y por eso he decidido que en mi texto habrá periodistas. Los intelectuales aducen que las historias humanas incluyen sucesos en el tiempo y ligados por principios de causalidad, es decir, que en un cuento lo que se cuenta antes lleva a lo que se cuenta después. Esto, tan científicamente expuesto, me fuerza a escribir un relato, aun cuando las ideas que quiero expandir, pese a que tengan una historia (Historia, que dirían los ingleses) son simultáneas en el tiempo; la causalidad me ayuda, la temporalidad me place.

Es un relato, pero en su mayoría dialogado. He pensado durante largo tiempo en escribir un diálogo completo, pero he optado por el medio diálogo incluso sin estar muy convencido de ello. El diálogo comportaba la coexistencia y relación pacífica de ideas. Pero las mías y las otras son incompatibles.

La literatura es magia, magia de verdad, el más poderoso arte demoníaco que nunca se haya fabulado; pero al contrario que el ilusionismo de naipes y conejos, contar sus intimidades no la despoja de su potencia, sino que la vuelve aún más sensual.

Por esto escribí así.


Cieza, primavera de 2003.




(c) El cuentacuentos

domingo, 28 de noviembre de 2010

Otro cuento

Hoy -anoche a las dos -por ser exactos- acabé otro cuento. Y además lo acabé a la vieja usanza, montado en un bolígrafo y cortando el folio en trozos o trazos, como en la película Tron. Se llama La larga coda de la muerte, y es un poco especial. En un rato revisaré el estilo y lo subiré.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Isabel hace nueve

(Doña) Isabel, se(a) (usted) bienvenida a este blog. Escribe cuanto quieras, quéjate de todo, pon verde a la anciana y al paciente cuentacuentos que le transcribe pacientemente las peroratas constantes que le dedica a él, o al mundo, vaya a saber, y vuelve por aquí cuando te apetezca.

Gracias por hacerte seguidora.

Literatura juvenil

Por cuestiones laborales, de tanto en tanto debo leer alguno de los libros de lo que suele llamarse "literatura juvenil contemporánea", es decir, una literatura escrita para jóvenes redactada hace no más de quince o veinte años, por poner un límite bastante amplio.

No voy a negar que los libros que buscan un lector con un perfil muy preciso me desagradan, igual que las películas, que los discos y que los comics. Está claro que, el autor lo intente de manera consciente y premeditada o le salga de manera fortuita, siempre existirá un perfil -que le interese el tema, que tenga unos conocimientos de la lengua precisos, que domine las referencias culturales a las que se alude en el libro, que le guste y conzca el género, etc.- de lector que puede disfrutar más que otros de ese libro. Es lo que Umberto Eco -más o menos-, llamaba "lector modelo". Pues bien, es cierto que los libros tienen un lector modelo, pero cuando esto resulta muy exagerado...

Pondré un ejemplo. Leo Las lágrimas de Shiva, de César Mallorquí. Es una novela juvenil publicada en Edebé, con mucho éxito editorial en el ámbito de la educación secundaria: un libro que suele establecerse como "lectura obligatoria" en los departamentos de Lengua castellana y Literatura de numerosos institutos, habitualmente para segundo o tercero de ESO y me encuentro con todo lo anteriormente comentado. Este libro trata de la investigación que desarrolla un joven protagonista sobre una historia del pasado de una parte alejada de su familia del Santander señorial.




(Imagen tomada de http://alba-blog-alba.blogspot.com/)

El protagonista, como no puede ser de otra manera, es un joven adolescente "especial" (pues sólo él ve a los fantasmas). Esto sirve para la inevitable "identificación" del lector con el protagonista del relato. Si la novela gusta y la retroalimentación es buena en las aulas, se mantendrá de un año al siguiente como lectura obligatoria.

El protagonista investiga. Nada más "adolescente" que la investigación. Su investigación es triple: por una parte, en la historia fantasmal de Beatriz Obregón y su amante el mulato Simón Cienfuegos, pero por otra, en el despertar de su propia sexualidad -pasará el verano de 1969 en la casa de sus tíos, que sólo tienen cuatro primas- y una tercera será la investigación en la literatura. Para quien no lo sepa, las editoriales nos venden los libros a los profesores clasificados según el currículo transversal que tocan, o para quien no sepa qué significa esto, según qué valores educativos transmiten al lector. Así pues, un libro como este puede venderse como "Animación a la lectura. Educación Sexual. Educación para la Igualdad. Historia de España"

Un paradójico problema surge en la lectura de estos aprendizajes literarios que lleva a cabo el joven protagonista. Si bien comienza leyendo novelas de Asimov y acaba leyendo Las metamorfosis y El guardián entre el centeno, ¿no podrían nuestros alumnos dejar de leer Las lágrimas de Shiva y empezar a leer libros de verdad como estos dos, bien escritos, hermosos, plagados de ideas no dirigidas desde los despachos de una editorial? Cuando se habla de la buena literatura desde la literatura de calidad menor, hay que tener cuidado con lo que se dice. Y ojo, no digo que con sólo unos pocos alumnos que despierten su curiosidad emulando a los protagonistas de Las lágrimas de Shiva la lectura de esta novela no haya valido ya la pena leer sus doscientas páginas. Es que el hecho mismo de que uno de sus valores sea la "propagación literaria" desde fuera de la literatura, sin hacer gran literatura sino un complejo plan publicitario es algo que cuando menos resulta discutible o sospechoso.

(Personalmente creo que no se hace que una persona lea un texto estilísticamente cuidado si no se le enseña a ello. Es como crear la necesidad de pescar sin enseñar a pescar. Crear necesidad consumista-identificatoria de enfrentarse a textos retóricamente densos es mandar a la guerra a un soldado sin armas ni entrenamiento.)

No digo que la novela sea mala. El estilo no es muy rico, eso está claro, y los recursos narrativos tampoco son ni muy complicados ni muy abundantes. Toda la novela está narrada en una tercera persona con la perspectiva interna al protagonista narrador. Sabemos lo que él, incluyendo sus opiniones y reflexiones -de un párrafo máximo-. Estas categorías narratológicas se justifican con el público lector, una vez más, pero tal vez se podría haber jugado un poco más con las perspectivas, con los personajes...

Con respecto a los personajes, hay que decir alguna cosa también, y no tanto indiferente como abiertamente cuestionable. Sobre las cuatro chicas de la casa de los Obregón. La educación sexual y el conocimiento al "otro" sexo -las mujeres siempre seréis la otredad mientras no dejen de producirse novelas así- también son tratadas desde los tópicos. Las mujeres son protagonista colectivo, son un gineceo que -como decían Robert Graves y Doris Lessing- está pero que no hace. Son un conjunto de seres raros y pasivos. Las excepciones son Violeta, que es descrita como machuna pero con belleza latente -inevitable también- y Rosa -que sólo se mueve por amor. Y si no es por amor o por masculinidad, las mujeres permanecen juntas, estáticas, pasivas, leyendo o dibujando. Bueno, el franquismo, eso también justifica todo. Al final, sólo el consentimiento paterno autoriza el desenlace feliz.

Comencé escribiendo sobre la importancia de no pasarse en la delineación del lector. Perfilar tantísimo al lector es peyorativo porque nos hace entrar en la misma dinámica de los medios de comunicación de masas, es reduccionista porque plantea que todos los lectores potenciales tienen las características que se les presuponen -ni más ni menos- y además, desde mi juicio, entontece como una posmodernidad que nos hiciera encaminar la realidad hacia su retrato. Van ahí algunos ejemplos:
  • Las series de televisión de/para mujeres que hacen que las mujeres se vean así (son/tienen que ser así) y traten de parecerse a un canon que con falsa ingenuidad trataba de ser sólo reproducción de la realidad pero que en realidad se convierten en producción de realidad, por ejemplo Mujeres desesperadas.
  • Las series de gays donde todo es espumeante y frívolo en todo momento (¡la vida es variada!)
  • Las series de afroamericanos en las que todos los blancos son tontos
  • las novelas juveniles en las que el mundo es una adolescencia perpetua, nadie fuma, nadie tiene granos y nadie muere.
  • El subgénero "adolescente" aplicado a cualquier género de cualquier arte que consiste en una simplificación y entontecimiento identificativo de las características del género.
(Por supuesto, no me pasa de largo -ya que esta relación ha salido muy televisiva- que el ochenta o noventa por ciento de la producción de ficción cinematográfica y televisiva norteamericana tiene un "diseño de público" también muy marcado: clase media, blanco, urbano, moderadamente apolítico, suavemente laico aunque protestante de fondo, masculino, etc.)


Por todo ello, suelo devorar lo antes posible estas novelas para examinarlos de ellas -las lecturas son decisión de departamento- y tratar de proporcionar a mis alumnos, lo antes posible, cuentos, textos, relatos y poemas de mayor calidad. No dudo que César Mallorquí pueda -o que lo haya hecho ya- escribir algo mejor, incluso para niños. César Mallorquí o cualquiera de los demás. Tal vez el ojo crítico no deba apuntar tanto a ellos como a las editoriales.

(c) El cuentacuentos


PD. Como véis, la mía es sólo una opinión. Hay más...


martes, 16 de noviembre de 2010

Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo

Anoche antes de acostarme prometí unas palabras sobre esta novela. Bien, hoy toca cumplir.

Artículo de verdad sobre Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo, por Juan Antonio López Ribera, publicado en la revista Tonos de la Universidad de Murcia.

Para las personas que no hayan leído nunca un buen artículo de crítica literaria, es un buen ejemplo de cómo se puede analizar una obra sin destrozarla y sin caer en lo pedante, los datos sueltos que no llevan a nada. Es un articulo muy bueno. Pero ya sabéis que este tipo de artículos es mejor revisarlos cuando la novela ya se ha leído, porque para analizar la obra presuponen que el lector del artículo también lo ha hecho.

Y para quien, pese a todo, no se atreva, pues tendré que decir yo algo... Ventajas... es una novela relativamente breve (no tendrá más de unas 200 páginas en la edición de bolsillo) que se lee en una sentada. Si tienes mala suerte, en dos. ¿Por qué tan rápido? Bien, habrá quien piense que esto es bueno y quien recele. A Stephen King también se le lee rápido. ¿Pero es Orejudo Stephen King? ¡No, por Dios! Esta novela es muy buena, e iré desgranando por qué, independientemente del orden

En primer lugar, cuenta una historia que engancha. La primera página es de antología, aunque ya digo que difícilmente se separará la vista hasta que uno sea molestado en torno a la página cincuenta y cinco por los críos del vecino o por un teléfono que se ha olvidado de apagar. Esta historia, además, no es lo que parece, y sufre varios cambios a lo largo del libro de modo que siempre nos va manteniendo en vilo. Y además, es múltiple, porque dentro de esta historia los personajes, como en Cervantes o en García Márquez, cuentan también sus historias.

En segundo lugar, la lengua literaria que usa está muy bien tratada. El estilo es muy particular. Es tremendamente veloz aunque use, en ocasiones, oraciones bastante largas. Tal vez yo eche de menos alguna descripción extensa más, pero la idea del libro -muy coherente- no las pide. Las voces de los distintos narradores -el principal y los secundarios- son muy diferentes. Hay un personaje africano inmigrante que cuenta su historia que al principio parece una caricatura grosera y luego uno se da cuenta de que es que está hablando como si fuera realmente un africano que confunde el frances -su primera o segunda lengua- con el castellano. ¿De qué trata? De las historias sorprendentes -verdaderamente sorprendentes- que se cuentan o que ocultan unos personajes que coinciden en un tren. No digo más.

En tercero, la crítica que trasluce de la novela es bestial -aunque muy divertida- y no deja títere con cabeza: los estudios literarios, las tendencias literarias anteriores, la sociedad bienpensante, etc. La novela, además, tiene un tinte metaliterario precioso, porque, ¿qué es viajar en tren sino ser llevado por la vida, por una vida posible, como la de la literatura?

Un pedazo de libro. Lástima que sea carne de biblioteca. Los libros buenos como este habría que reeditarlos, y no tanta edición de chorradas de moda, de famosos y de autoayuda.




Otra entrada sobre Ventajas... en el estupendo blog Las cosas que hemos visto, del que vinculo la foto.

Apuntes

A ver si mañana tengo un rato y escribo algo sobre el Jakob von Gunten de Robert Walser y Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo. Serán cosas buenas.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Imelda May en Valencia, 12/11, sala Mirror

¡Gracias, Imelda!

Por un concierto enorme; por dejarte la voz y no la sonrisa, y seguir cantando; por traernos a casa a esos enormes músicos (vaya contrabajista, y vaya guitarrista, por decir dos); por...

Imelda May, 12 de noviembre de 2010, sala Mirror, Valencia



... hacernos oír a Cat Club por primera vez (¡buena banda!); por pegarle duro a la pandereta con esas caderas; por hacer que a la señora Cuentacuentos y a mí nos guste el gospel; por irte con el psycho y por ser un auténtico mayhem en el escenario.

Gracias.


Imelda May, 12 de noviembre de 2010, sala Mirror, Valencia

(c) de las fotos El cuentacuentos

Más información en esta estupenda web, en una buena crítica de Jorge Salas con fotos de Susana Argudo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Casi-haiku de los hombres rabiosos que, aun con deseo de venganza, van viniendo de más a menos

Casi-haiku de los hombres rabiosos que, aun con deseo de venganza, van viniendo de más a menos

La casa en tu silencio polvoriento.
¿Es posible imaginar
otra cosa?


(c) El cuentacuentos

Casi-haiku de los hombres de fantasía que van viniendo de más a menos

Casi-haiku de los hombres de fantasía que van viniendo de más a menos

La casa en su silencio polvoriento.
¿Es posible imaginar
otra cosa?


(c) El cuentacuentos

sábado, 6 de noviembre de 2010

Duda razonada

Duda razonada

(Y el silencio me responde el grito en la cara
de todos los ecos que no me quisieron vestir.)

(Y el silencio me responde el grito en la cara
de una ausencia presente y una presencia expulsada.)

(Y el silencio es general que me exhorta
a regresar mi nacer a un momento anterior.)

(Y el silencio es la voz y la señal más locuaz
de cuantas en tiempos me hayan corregido sobre algún boceto.)


(c) El cuentacuentos




sábado, 30 de octubre de 2010

Monsters!

Llega el martes por la tarde. Estoy reventado del trabajo: ha sido una mañana agotadora. Caliento algo de comida que quedaba de la olla de ayer y completo (porque no sale una ración completa) con algo de pan, de embutido y de un buen racimo de uva que me he comprado antes de dejar en casa todos los bártulos.

Caliento, como digo, el plato, hago los malabarismos de cada día para cargarlo todo en la bandeja y echar un solo viaje de la cocina al salón. Miro la lista de películas por ver y decido que una que se llama Monsters! en la que aparecen enormes alienígenas me proporcionará la evasión necesaria para evitar tener que echarme una siesta de la que me suelo despertar con dolor de cabeza. El televisor ya está encendido, pero el cable no hace buen contacto. El guiso se empieza a enfriar. Maldigo a oscuros dioses que me impiden que todo sea perfecto o que nada sea trabajoso. Contacto, por fin. Cojo la cuchara con una mano y el mando con la otra. Empieza la película (no sin antes volver a levantarme y ajustar el volumen).

Y esto es lo que veo.




Cuando acaba la película me doy cuenta de que no he dormitado, de que la mitad del plato está intacta -y el sofrito de habichuelas, debo decir, estaba en su punto- y de que el corazón me late un poco más fuerte. Y no por los monstruos. O habría que aclarar, más bien, no por según qué monstruos.

Una película muy bella. La recomiendo.




domingo, 17 de octubre de 2010

Por qué no me gusta "Canción de Hielo y Fuego"

Bajando por las escaleras de una preciosa cala, mi amigo Jesús/Salvador/Suto y yo, una tarde del final del pasado agosto, charlábamos sobre Canción de Hielo y Fuego, una serie de siete novelas de George R. R. Martin de las que en la actualidad hay -creo- publicadas cuatro.

Mi amigo Piotr, el de -sí, otra vez- Cree lo que quieras, me había primero recomendado y posteriormente regalado el primer tomo de esta serie que de algún modo podríamos llamar saga -por la sucesión generacional de sus personajes- aunque esto no sea lo principal en ella. Quería que dijera qué me había parecido. Y quería que me gustara. Siempre que regalamos algo, queremos que al regalado le guste; y si además es un libro, si lo aprecia es como si nos apreciara a nosotros, porque los libros leídos y queridos son parte de nosotros, y nosotros de ellos.

Pues quiero un montón a mi amigo, pero Canción de Hielo y Fuego no me gustó. Leí el primer volumen completo. Lo leí rápido, es cierto, y en ocasiones leí muchas páginas en un solo día. Al contrario de lo que muchas personas piensan, devorar un libro no lo hace mejor. Hay libros que por su forma, su estructura, su tema o por la elección de palabras que el/la escritor/a y el/la traductor/a se leen a enorme velocidad. Y luego están los mecanismos de intriga, como acabar los capítulos en un clímax -que ahora no sé por qué carajo se le llama cliffhanger, cuando eso ya lo hacían los escritores de los folletines y novelas por entregas del siglo XIX, y el mismo Dostoievski, que no todo lo han inventado los guionistas de las series de TV- o hacerse autobombo intraliterario -por ejemplo, el hecho de que dos personajes comenten nerviosos el resultado de una acción que va a esclarecerse en el capítulo siguiente es un truco del escritor para que el lector se identifique con los nervios de esos dos personajes secundarios y aumente su interés.

Canción de Hielo y Fuego se lee rápido, además, porque no exige mucho del lector. El vocabulario es limitado, las descripciones son breves, los paisajes apenas están esbozados, y la psicología de los personjes -ojo, que esto último no me parece malo- sólo se lleva a término en su propia actuación (en diálogos, o en acciones), no por obra del narrador. Por otra parte, es bastante previsible en muchos casos; en otros, parece que hubiera alguna arista y algún lado oculto en los personajes, pero la insistencia machacona del narador en recordarnos que el personaje es redondo lo vuelve plano. El ejemplo que tomo es que en un porcentaje muy elevado de las veces que el personaje Sandor Clegane entra en escena el narrador le pone cerca a Sansa Stark para decirnos una y otra vez que aun un tipo sucio, deforme, innoble y cruel tiene un lado tierno.

El contenido de la novela es básicamente el impacto que tienen las conspiraciones políticas en personajes de clase alta. Al menos en la primera de las novelas no parecía haber un protagonista único.

Se ha hablado mucho de los capítulos. No es una mala idea, podemos decir que es un acierto, que los capítulos se centren en personajes, pero no nos engañemos: el fragmentarismo es un recurso que el arte ha tomado desde la Edad Media, y mucho más desde comienzos del siglo XX. Después del Ulises de Joyce o de la Rayuela de Cortázar, la novela es de nuevo fragmentaria, no "¡oh, una novela en fragmentos, qué originalidad!" Por otra parte, estos fragmentos tan breves le permiten a George R. R. Martin matar dos pájaros de un tiro: sensibilizarse con lectores poco habituados a mantener la concentración durante más de diez minutos en un mismo texto -aviso, que no todos los lectores de Martin son de este tipo, pero es cierto que una buena cantidad no lee con frecuencia y se le hace cuesta arriba otro tipo de novelas- y aparecer creativo, original y, como reza la publicidad de la contraportada, fluvial. (¿No entendéis esto? ¡Yo tampoco!)

Una perla de esta novela, irónicamente hablando, son los valores que destila, como lo es su exagerado machismo, todo hay que decirlo. Si Canción de Hielo y Fuego transcurre en un mundo inventado, no real, copiar la edad media de nuestro mundo real no es una necesidad para el autor. Si la ha copiado con todo lo malo de esta -el clasismo, el machismo, la verticalidad del poder-, ha sido porque ha querido.

Al final, además, queda una cosa clara: para mí una novela es una obra de arte. Para otra persona puede ser otra cosa distinta, entretenimiento por ejemplo. Para mí una novela, como obra de arte, debe atender a dos cosas importantes: me tiene que transmitir ideas, crear un diálogo con mis pensamientos, que se entresaquen de las palabras del narrador y de sus personajes. La historia relatada me divierte, y eso nunca está mal, pero no es lo único. Para mí debe haber, como digo, un juego de ideas por detrás, ya sean filosóficas, políticas, éticas, etc. Y lo único que veo en Canción... es la creación de la necesidad de un consumismo de historias, no muy distinto a como un publicista actúa con sus productos. Además, el arte es sobre todo forma. No me gusta demasiado cómo está planteada ni llevada a palabras la novela. Aunque tampoco creo que eso importe mucho a su autor.

Para acabar os dejo unas webs a aquellos que sí os haya gustado la novela. Como ha sido un impacto de ventas y de críticas en el minimundo de la ciencia-ficción y la fantasía épica supongo que más seguidores que detractores tendrá. Si sois de los segundos, os pueden gustar las siguientes:

Test de personalidad de Canción de hielo y fuego

Juego de cartas

Entrevista con los creadores de la serie de televisión

jueves, 14 de octubre de 2010

Entre la espada y la pared

Entre la espada y la pared

- Entonces... ¿te quedas? -le preguntó en la fiesta.


(c) El cuentacuentos & Anónimo Moomin




miércoles, 13 de octubre de 2010

Los himnos de Dropkick Murphys

Mientras voy acabando un par de cosillas que quiero subir aquí, para que los buscadores de "Literatura y comics" y "Literatura y videojuegos" lo tengan un poco más difícil para encontrarlos, pincharé aún otra canción.

¿Pero esto es una canción? ¿O un himno?







No... esto es un himno.




(Disculpad la poca calidad del audio. Lo podéis encontrar con más calidad por ejemplo aquí pero es que... un directo en el CBGB...)

... Darcy, Darcy darling dear,
You left me dying, crying there
In whiskey, gin, and pints of beer...

¿Por qué no será siempre así?

lunes, 11 de octubre de 2010

Juventud

- ¿Entonces, maestro, tengo que hacer un trabajo sobre los textos expositivos que trate de la historia de la música punk?

- Eso es. Lo has entendido bien.

-...


(c) El cuentacuentos





martes, 5 de octubre de 2010

Blog Cacahué

Hacía tiempo que engorrosas labores en la universidad no me permitían dedicarle unos minutos a este cuaderno-diario. Hoy voy a escribirlo todo. Espero que nadie se quede fuera.

Y quería recomendaros, a quienes os guste la imagen y su tratamiento o a quienes simplemente queráis disfrutar con fotos que van de lo exquisito a lo exquisitamente horroroso pasando por lo sorprendente y por lo cómico, el blog de uno de mis amigos de toda la vida.

BLOG CACAHUÉ

Tiene muchas imágenes, así es que su carga puede ser una página un poco pesada para algunas conexiones.

Espero que os guste.




Con Abogado ya somos Legión, es decir, ocho

Ocho es un número mágico, pues tumbado es todos los números, y de pie también (aunque sólo en un reloj digital Casio).

Con la venia de la Anciana, que no la Señora Moruga que -si no ando equivocado- tanto usted como yo conocemos, ¡sea bienvenido, sr. Abogado, a esta humilde morada amarilla y azzurra donde encontrará romance y aventura, pasión y reflexión a partes iguales en asombrosos relatos, ingeniosos artículos y amenas músicas para la paz de su alma!




Madre del amor hermoso, qué rabia...

Es lo que me viene diciendo la anciana cada día desde que a los señores de Google se les ocurrió aupar mis entradas sobre los tebeos y sobre los videojuegos.

Desde el momento que esto sucedió, por las imágenes que contienen o por la ausencia de otros textos que traten estos temas, este blog se convirtió de la noche a la mañana en una mera excusa para esos dos artículos. La -egocéntrica, lo sé, quien esté libre de culpa que escriba el primer comentario- visión de las estadísticas de las visitas de la página es demoledora: más del 95% de éstas se refieren a dos artículos objetivos en medio de un blog personal y absolutamente subjetivo (entendiendo por sujeto y no por energúmeno a la anciana).

Aunque hasta hoy la anciana no ha querido mal alguno para sus hijos, empiezo a vislumbrar la rica venganza que supondría eliminarlos...

(Y sí, es una de las razones por las que no escribo tan a menudo como lo hacía antes; la otra, la escasez de comentarios que hace que esto parezca predicar en el desierto -digital-.)




viernes, 10 de septiembre de 2010

Extraño reconocer

Extraño reconocer

Como el primer poblador en la tierra
como si la inteligencia hubiese estallado en la mente de un simio un día
como al acabar un sueño con lucidez y perfección
me despierto

Y asombrado ojeo a mi alrededor
donde todo esconde en una máscara su verdad
aun sin saber cuál sea ésta, o cuál sea aquella
preguntándome por la solución.

Las masas y los individuos me abruman
y la soledad y el bullicio por igual me inquietan
al tratar de hallar la incógnita de una búsqueda que no se puede formular.

Y así escribir no me sirve,
ni componer un soneto mientras recibo llamadas publicitarias me ayuda a encontrar mi ser
y ya barrunto en un lugar y sobre un cuerpo cualquiera que tal vez mejor no hubiera dejado de dormir sin soñar.


(c) El cuentacuentos

jueves, 2 de septiembre de 2010

Mi amigo

Mi amigo


Tengo un viejo amigo que siente un imperioso placer por esas palabras que se sacuden en los estertores de sus sonidos y sus formas. Es una persona que cuando ve a alguien rabiar por la conspicuidad de sus vocablos, por ejemplo a mí, se ahorra de manera sistemática bromear sobre el volumen crítico de las venas de su interlocutor o la tumefacción de su cuello y faz. En su lugar no se priva del placer de aludir, como de pasada y como sin quererlo, a la palabra esternocleidomastoideo, mientras una incipiente sonrisa se muestra en sus labios.


Mi amigo, en ocasiones, me ha comentado -en alegoría pelágica- que las palabras le suponen el vaivén en que se realiza su humanidad. Las palabras son las olas que acosan al mundo, a los otros, a sí mismo, las olas que asedian el mar, que rompen lenta e inexorablemente los acantilados de lo prohibido por mandato o por ignorancia. El pensamiento es el retraerse del mar líquido de su mente, la resaca de las palabras que las alimenta en su siguiente asalto.


Sin embargo, resulta muy difícil frecuentar a alguien como él. No sé si plantear nuestra relación como la de un elegido o la de un iluminado con un chorlitejo, un heliotropo o una mariposa. Si es un elegido, se convertirá por derecho natural en el amo de los pequeñuelos que vaguemos en torno a sus faldas. Si es un iluminado, será el derecho divino el que dicte quién tiene el saber y quién no: quién guía el destino y quién lo acata o desconoce, tanto da. Aunque una venganza lenta y sopesada, si los chorlitejos somos capaces de ello, ya me hacen capaza de manipular una de sus armas: no el saber, sino un saber.


He intentado alguna vez, debido a razones que aquí no ha lugar recoger, si bien con escaso éxito, debo confesar, forzar a mi amigo a la chocarrería, a lo chabacano, a la falta de exquisitez. Habría podido relajarme hasta el extremo de caer dormido allí en medio, con la mayor expresión de bienaventuranza y sosiego, si una, y sólo una vez lo hubiera oído susurrar la palabra puta. Pero no lo logré. En lugar de eso, una apacible retahíla de otras lexías como geisha, hetaira, cortesana u odalisca empezó a enhebrarse en la conversación. Sin distinguir que la primera era japonesa, la segunda griega, la tercera europea y la cuarta musulmana. Eso no importaba en exceso, tal vez no era la circunstancia del enunciado la que le importase al orador, sino meramente la de la enunciación.


No en el esternocleidomastoideo pero sí en la pierna, en determinada ocasión una vez se introdujo no un ciempiés, mas un centípedo. Antes, durante y después de la visita al centro médico, todo su odio cupo en el sencillo trisílabo maldito. Fue un mal y merecido final para una noche en contacto con la siempre literaria naturaleza…Ninguno de mis lectores podrá dejar de anticipar cuánto le gustara a mi amigo la zoología, como tampoco podrá imaginarse cuán superior para él sería a ésta la botánica. Entre ellas dos, la proparoxítona por siempre jamás estaría en un escaño más elevado: tantos ranúnculos, caléndulas, mandrágoras, sépalos, pedúnculos e incluso los vulgares pétalos siempre serían algo distinto que patos, perros y gatos. Aunque la lengua (¡ah, la lengua!) siempre dejaba lugar a la redención, la de las ánades, la del cánidos y los félidos.


Aunque regrese siempre a la batalla por la evidencia, mi amigo, pese a todo, parece en ocasiones muy cansado. La lucha es por cada instante, y cada día es un retroceso, minúsculo pero visible. Yo mismo a veces me reprendo por haber herido a mi amigo. Mi amigo, esa persona lamentable, no obstante las vueltas y las revueltas del lenguaje, no deja de ser una inane serpiente medieval que no se levanta más de unas centímetros sobre el tobillo de un estricto San Jorge armado. Esa persona sucumbe ante el pronombre más simple y puro. Esa persona: yo.


(c) El cuentacuentos




Los cuentos de verano de Mr. Piotr L. Manzano y un servidor

Hace tiempo la anciana escribió unas palabras sobre las tonterías que le oía decir al Sr. Cuentacuentos y al Sr. Manzano (y también a los crápulas de sus amigotes) cada verano, más concretamente al ocaso de cada verano. Para ahorrarnos el lastimoso trance de tener que leer esa sarta de necedades otra vez, las dejaremos encerradas en esta fórmula mágica por si alguien se atreve a abrirlas:

Abracadabra

Al parecer, las palabras de este año eran:

Maldito
Puta
Iluminado
Esternocleidomastoideo
Mandrágora
Circunstancia
Amo
Ola
Gato
Centípedo

Y los cuentos que estos dos osados trataron de redactar son:

El enésimo intento, de Pedro López Manzano

Mi amigo, de El cuentacuentos




miércoles, 1 de septiembre de 2010

Lecciones prácticas de Rock and Roll: New Bomb Turks

Otra de música mientras el articulito sobre el Festival de Edimburgo se va cociendo...

En este caso vamos a pinchar un viejo tema de los increíbles y olvidados New Bomb Turks. Primero el tema en estudio, ya suficientemente salvaje, y luego para quien no sepa qué es realmente un concierto de rock and roll salvaje, puro y duro. Sopas con honda a la Bruja de Blair.




Tranquila grabación en estudio





Acalorada actuación en directo

jueves, 26 de agosto de 2010

La gran estafa de los videojuegos. Cómo comprar videojuegos a buen precio

En otro momento escribiré algunas palabras sobre mi afición a los videojuegos. Durante un viaje a Edimburgo del que estoy preparando un pequeño artículo, entendí la enorme estafa a que están sujetos los jugadores españoles de videojuegos a los que se les llega a pedir entre 60 y 70€ por un juego que en ocasiones no tiene más de diez horas de disfrute.

La cosa es la siguiente: por alguna razón quoe no conozco, los videojuegos en Gran Bretaña son mucho más baratos que en otros países de Europa. Si digo mucho es mucho, realmente. Allí sólo los juegos más esperados, y en pre-pedido, cuestan en torno a los 50 o 55€. Muy rápidamente, tras un mes más o menos, bajan su precio a unos 40€.

Si sois como yo, que me tomo el mundo de los videojuegos sin prisa, podéis seguir disfrutando (o empezar a hacerlo) de juegos que llevan aproximadamente un año de venta al público. Estos juegos en Gran Bretaña no superan los 20€. Además, allí es muy posible que encontréis ofertas de dos juegos de 20€ por 32€ y muchísimo movimiento de juegos de segunda mano verdaderamente más baratos, y no a 5€ menos, como nos suelen cobrar en las grandes cadenas de venta de videojuegos de España.

Lo curioso es que esas mismas grandes cadenas, en Gran Bretaña, proporcionan los juegos a estos precios tan ajustados que estoy comentando aquí.

Así, si os interesa el asunto, os dejo algunas webs para que comparéis precios. Muchas hacen los envíos gratuitos y otras cobran muy poco dinero (1 ó 2€ por paquete). Suelen pedir pago por tarjeta de crédito. Las que he probado yo me han salido muy bien, y nunca he tenido problemas. Ahí van:

www.play.com

www.zavvi.es y www.zavvi.com

www.blahdvd.com


Que las disfrutéis, y no os dejéis engañar.

sábado, 21 de agosto de 2010

Dante, Roberto Benigni y yo seguimos vivos

Un gran amigo mío me envía este vídeo de Youtube con Roberto Benigni recitando a Dante Alighieri. Aunque no entendáis italiano, merece la pena escuchar los primeros tercetos...








(Tomo el texto en italiano de la web Great Dante y la traducción en castellano de la web Ciudad Seva )


Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura
ché la diritta via era smarrita.

Ahi quanto a dir qual era è cosa dura
esta selva selvaggia e aspra e forte
che nel pensier rinova la paura!




A mitad del camino de la vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado.

¡Cuán dura cosa es decir cuál era
esta salvaje selva, áspera y fuerte
que me vuelve el temor al pensamiento!

sábado, 14 de agosto de 2010

En proceso...

Estos últimos días he estado en el Festival de Edimburgo de Teatro. Voy a redimensionar las fotos que hice, a subir algunos vídeos y a escribir un buen artículo por si alguno se ha planteado la posibilidad de ir para allá. Pero tendrá que esperar a que regrese de otro viaje.
Repito: pasadlo bien quienes tengáis vacaciones... Quienes no, también, claro.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Hasta la vista, baby!

Estos días estaré por aquí y por allá, lejos seguramente de unos minutos para escribir siquiera una pequeña reseñita de La soledad de los números primos, un libro fácil (después de lecturas de este año como La divina comedia, el Decamerón, El hacedor, Opiniones del gato Murr y otras tantas maravillas que, tras veinte minutos de lectura te hacen levantar la vista, ir al baño y lavarte menos la cara que el cerebro para seguir en esa intensísima sintonía con ellos) que incluso he podido leer en el autobús.

Qué ganas tenía de algo así... De las vacaciones, ¡y también de un libro fácil!

Y mientras no estoy aquí, pues pasad estos quince días como mejor podáis. Diría que de vacaciones, pero ahora que sé que tantas personas de Sudamérica echan de tanto en tanto un ojo a este blog, me regalo el placer de la duda y la pregunta.

Sed buenos. Mejor, no lo seáis. Hasta pronto.




miércoles, 14 de julio de 2010

¡The Maharajas!

Tienen algo los grupos de Garage-rock que me resulta irresistible. Serán esas guitarras agudas con la distorsión de tipo fuzz, los amplificadores Fender, los riffs maravillosos, las voces desafiantes... Creo que es ese algo que murió cuando los jóvenes de los años 60 descubrieron que no serían jóvenes para siempre y que era más cómodo paasear sobre los adoquines que arrojarlos a los esbirros de quienes detentaban el poder corrupto, o incluso perder los dientes cuando eran apresados por soñar con la revolución. Soñar no se deja de soñar nunca, pero perder los dientes no parece muy agradable. Algunos decidieron seguir teniendo sueños como los de Gabriele Salvatores con la significacíón última de sus dientes. Y acá el círculo se cierra: en mis viejos números de la Rock de Lux y de la Ruta 66, ¿cuáles eran las palabras que les dedicaban a grupos como Radio Birdman, los Sonics, los Coronas? Raíz, bourbon, crudo, seminal, básico, salvaje...

Pero la revolución se perdió por exceso de palabras. Ahí van The Maharajas. Que los disfrutéis.



martes, 13 de julio de 2010

alergia

Alergia

a media noche
correr
en la usura del cansancio el frío y el día siguiente
caminar buscando solución que no es tal
humillado a no clamar la rabia y la pregunta
y aceptando el remedio cicatero


llega porque sí, por razón ninguna
porque podía no haber sido y ha sido
por eso mismo
y no por otra causa


y llega en mitad de la noche sediciosa
la noche que no da sueño
la noche que quita los sueños
la noche real si es que eso es posible (y parece que sí)


hasta la próxima vez que será
cualquier día cualquier hora
pero en este momento ya me estoy olvidando
o así lo creo.


(c) El cuentacuentos





lunes, 12 de julio de 2010

Como de costumbre...

... saludamos con respeto a nuestro nuevo seguidor. Presupongo que Gabo es la abreviatura de Gabriel, por tanto, mi saludo es para el Sr. Méndez. Caso de equivocarse la anciana, le presentará copiosas disculpas.

Espero que le guste lo que hay por aquí, y bienvenido.




martes, 6 de julio de 2010

Reír es sano. Con la tradición aún más

En El lamento de Portnoy, un blog magnífico, principal aunque no exclusivamente de contenidos sobre literatura y cine anglosajones, he encontrado un vínculo con este blog y este artículo.

La Ilíada en gráficos

Me he reído un buen rato.

Que lo disfruten ustedes. Comenten a sus autores.





lunes, 5 de julio de 2010

La anciana se ha metido a los fogones

¿Pues no va y resulta que después de tanto tiempo, y aún inmersa en la locura del trabajo que no acaba, en los ciclos que se repiten hasta el infinito, la locura o la muerte, en el tedio de lo que no trasciende, de lo baladí, de la inane y de lo que no perdura, como limpiar un balcón u ordenar un mostrador, ahí logra la vieja reunir sus memorias y darles forma? Me dijo que preparaba una buena conseja de aquí a unos pocos días, una larga, un poco más larga, de lo que una vez le contó alguien sobre unas gafas y unas lentillas.

A ver si la anciana rumia algo bueno esta vez.




miércoles, 30 de junio de 2010

A por otra encuesta

La mitad de los pacientes oidores que aguantan la murga de la anciana, encuestados y oídos por la misma, afirman que vivir una vida normal, "no extraordinaria" será siempre mejor que leer Madame Bovary o Romancero gitano.

La otra mitad del quórum murmullero considera no obstante que una buena lectura puede ser como una buena vida, un sueño recordado. Y que una vida sin sobresaltos no le llega a los talones a mirar a los ojos a don Quijote y escrutar la locura propia en la suya.

O lo que es lo mismo, que yo voté a una de las opciones y otra persona a la que quedaba. Gracias, segundo votante (mi mujer, mi amigo, mi querido/a desconocido/a de Buenos Aires): el espacio exterior no está vacío.

Pero no me doy por vencido: ¡volveré con más encuestas!




sábado, 26 de junio de 2010

La justicia

Continúo esribiendo titulares al azar. Admito que tiene gracia cuando uno los escribe... En realidad, sólo sirve para que los buscadores no te encuentren debido al escasísimo número de visitas. Pero ya sabemos que no todo el mundo oye los murmullos cuando se pronuncian en voz baja y palabras de segundo sentido.

La justicia es no olvidar los grupos que tanto tiempo estuvieron al pie del cañón, y compusieron y tocaron canciones tan de corazón como este Here I go again, de Whitesnake. Hoy a algunos les hacen gracia esos cabellos llenos de laca de casi hace treinta años. A otros -menos-, no. A algunos les resultará ridícula la ecualización del bombo y de la caja de la batería, y las poses de los guitarristas cuando hacen un pequeñísimo riff, o la entrada del órgano tan peleado con la supuesta agresividad de la estética heavy... Pero por encima de todo eso, Here I go again es una gran canción, que expresa con la música lo mismo que con las palabras. El miedo, el vértigo y la aterradora belleza de salir adelante solo, como decía Percy Bisse Shelley en el poema Epypsichdion:

Thou wonder, and thou beauty, and thou terror!






I don't know where I'm goin
but I sure know where I've been
hanging on the promises in songs of yesterday.
An' I've made up my mind, I ain't wasting no more time
but here I go again, here I go again.

Tho' I keep searching for an answer
I never seem to find what I'm looking for.
Oh Lord, I pray you give me strength to carry on
'cos I know what it means to walk along the lonely street of dreams.

Here I go again on my own
goin' down the only road I've ever known.
Like a drifter I was born to walk alone.
An' I've made up my mind, I ain't wasting no more time.

Just another heart in need of rescue
waiting on love's sweet charity
an' I'm gonna hold on for the rest of my days
'cos I know what it means to walk along the lonely street of dreams.

Here I go again on my own
goin' down the only road I've ever known.
Like a hobo I was born to walk alone.
An' I've made up my mind, I ain't wasting no more time
but here I go again, here I go again,
here I go again, here I go.

An' I've made up my mind, I ain't wasting no more time.

Here I go again on my own
goin' down the only road I've ever known.
Like a drifter I was born to walk alone
'cos I know what it means to walk along the lonely street of dreams.

Here I go again on my own
goin' down the only road I've ever known.
Like a drifter I was born to walk alone.
An' I've made up my mind, I ain't wasting no more time
but here I go again, here I go again,
here I go again, here I go,
here I go again





Que lo disfrutéis.





jueves, 24 de junio de 2010

Qué grande

Un alumno mío, de 3º de ESO, se ha leído la Odisea. La Odisea de verdad.






¡Eureka Borges!

Pues lo comprendí. ¡Eureka! ¡Por fin! Leyendo Everything and nothing. ¡Ahí está Borges! ¡Ahí está (casi) todo Borges!

Pista 1: las aporías de Zenón de Elea, Aquiles y la tortuga.

Pista 2: La esfera de Pascal.

Pista 3: La diferencia entre hablar a una persona de la que conoces muchos datos individuales, muchas personas, que tienen menos cosas en común, y todos los seres humanos, que es forzar la diferencia hasta el absurdo.

Pista 4: El todo y la nada y la pesadilla del Aleph.

Pista 6: Leer mucho a Borges. ¡Si es una maravilla, cómo sus palabras huelen a polvo de pergamino del siglo III a. C.!

Pista 7: Veeeeeeeenga, me podéis preguntar en los comentarios a esta entrada (por mi respuesta, que a lo mejor es un gol fantasma). Pero merece la pena que lo busquéis por vosotros.




¡Qué bien, qué bien! Admito que salí dando gritos por casa, correteando y dando voces, apretando los puños. ¡Hace años que empecé a leer a Borges y aún no había cogido el quid! Pues, me digo ahora, ¡menos mal que no estaba desnudo!




martes, 22 de junio de 2010

José Saramago. Me explico:

Este texto es un comentario que he escrito en el blog La isla de Calipso. Es un hermoso blog que os recomiendo que visitéis.

El caso es que escribiendo esa entrada me he dado cuenta de que el otro día golpeaba el teclado para mí solo en relación a la muerte de José Saramago y quisiera compartir lo que de él sé, no sólo desahogarme individualmente.

Tengo una pequeña anécdota de Saramago...

Hace algunos años, en Murcia, acudió a una serie de charlas, ponencias y mesas redondas que se llamaba "Los Cervantes en Murcia" o algo parecido, donde, como se puede intuir, se traía a los premios Cervantes... En realidad, bien pensado, son dos anécdotas. La primera es la siguiente: de los muchos congresos a los que he asistido, ha sido el único "cabeza de cartel" que ha acudido a todas y cada una de las charlas que sobre su obra -y unas pocas sobre las obras de otros- se daban. Una muestra de su personalidad. Ya se sabe que los autores normalmente acuden a la ciudad del congreso, pasan unos días de vacaciones, si acaso pisan la sala de ponencias cuando dicta conferencia el más destacado ponente del día y a cenar a los bares y restaurantes... Eso cuando no vienen el último día a firmar y listo.

La segunda es que en la última ponencia, en la que hablaba él, estaba prevista una entrevista. El catedrático que organizaba la sesión tenía una serie de preguntas que hacerle a Saramago. Le hizo la primera... y ninguna más. Sin prisa, pensando, rumiando, meditando, Saramago hablaba en un castellano excepcional sobre las personas, las sociedades, la literatura, un mundo mejor, etc. Así detuvo el mundo durante tres cuartos de hora. Luego nos despertamos para aplaudirle.

Por cierto, es un bonito blog. Muy bonito. A ver si tengo tiempo para leer unas cuantas entradas más.




Los paseos de Robert Walser

La literatura de Robert Walser está llena de paseos por la vida, por el pensamiento, por la consciencia que roza la subconsciencia. Camina sin rumbo hacia un final del camino incierto que no hará sino llevarse las delicias del propio paseo, del camino. Caminante, ¿no hay camino? Pues para Walser no. Disfrazado apenas de Simon Tanner pasea incluso campo a través. Como el ayudante del ingeniero Dobler también pasea por el parque. En sus conversaciones revolotea como un pájaro (¡un pájaro sí que estás hecho, Robert!) sin dejar que sus interlocutores abran la boca. ¿Para qué? Total, sólo estropearían la música, la música que acompaña al hermoso paseo.




lunes, 21 de junio de 2010

¿Por qué merece la pena escribir un ensayo?

A estas alturas no me voy a equivocar si cualquier anciana, con todos los años del mundo a cuestas, tiene alguna cosa que decir. Ni siquiera el ser humano más lamentable que uno pueda imaginarse está desprovisto de alguna cosa que contar, o no posee un conocimiento más perfeccionado de algún asunto que le haya sido, por fuerza o por placer, grato.

Escribir un diario, unos cuentos o una novela son el primer camino de dejar para los demás la propia experiencia -es decir, existencia-. La segunda es escribir un ensayo.

Un ensayo es un texto absolutamente libre en su forma. No tenemos que dar cuentas a nadie de si nuestro ensayo es corto o muy largo. En su contenido se han mezclado muchísimos materiales, y aunque principalmente se trate de una explicación sobre algún concepto o idea, uno puede encontrarse ficciones y pequeños relatos dentro de los ensayos que lee -por ejemplo, los ensayos de Borges.

Al escribir un ensayo se puede usar un lenguaje elevado o un lenguaje sencillo. ¿Y un lenguaje de la calle?. Pues cada uno tendrá su respuesta... La mía es que a no ser que sea significativo su uso, en literatura, el lenguaje con vulgarismos no suele tener buenos resultados estéticos, es decir, queda mal dado que estamos "programados" para entender que la literatura es belleza, que la belleza es bien y que el bien es corrección. Si no, haced la prueba.

Además, el tema no tiene por qué ser único. En general, todos los ensayos son "duales" porque hablan sobre dos asuntos: uno cualquiera y el autor. Como los ensayos son tan personales, un autor, al escribir sobre cualquier asunto, se "desnuda" ante su público. El ensayo es muy exhibicionista, y crea una imagen fuerte de su escritor.

Una de las cosas más interesantes de la lectura de los ensayos es seguir la cadena de ideas que suele haber en ellos. Unas ideas llevan a otras sin una gran estructuración previa; cuando reconocemos esas asociaciones de ideas parece que estuviéramos entrando en el corazón del escritor y que pudiéramos casi adelantarnos a su escritura.

Para escribir ensayos, en principio sólo hay que reflexionar sobre un asunto cualquiera; luego, comenzar a escribir con bastante libertad y por último no tener miedo a irnos por las ramas, porque, si cabe, eso es lo más bonito de los ensayos.

Si alguien se anima a escribir un pequeño ensayo y no tiene o quiere hacer su propio canal de trasnmisión -un blog, por ejemplo- lo subiremos aquí. En este blog hay algunos. Este verano escribiré alguno más. Este año ha dado de sí para escribir un libro entero de ellos.





viernes, 18 de junio de 2010

D. E. P. Saramago

Lo antes posible, aquí mismo o en la calle, a mis cercanos, hablaré un poco de los libros de Saramago, de los que yo he leído, grandes libros, bellos libros, libros escritos para los hombres y las mujeres, libros que han intentado cambiar el mundo. Ojalá no hubieras muerto, Saramago, y siguieras contestando la única pregunta que dejaste que tu entrevistador te hiciera, hace años, en Murcia, con nosotros, cuando nos dijiste que la pornografía no era el sexo pagado, era esquivar la mirada de los miserables, y que estábamos en una tierra peor desde que en El Ejido había pasado lo que había pasado. Ojalá siguieran esos cuarenta y cinco minutos de contestar una sola pregunta, ojalá siguieran para siempre.

jueves, 17 de junio de 2010

Imelda May, una cinta que me copió un amigo del primo de la hermana de Pablo, el de...

No recuerdo exactamente cómo... ¡Ah, sí! Esta mujer hace milagros con mi mente. Fue ansiando una entrada de un festival que no pude comprar por una razón tan ínfima como que trabajo ese día. Ojalá tuviera menos miedo o menos ética.

El caso es que no la veré en directo, pero al menos compré su disco. Y es precioso. Tiene dos. El otro cuando me canse de este. Odio las discografías de internet que se liquidan tras escuchar veinte segundos de una canción al azar. ¡Qué cretinos nos hemos vuelto! ¿Alguien recuerda cuando los discos se conseguían pasando una cinta a un amigo que tenía un amigo que conocía a alguien que tenía ese álbum? ¿Y cuando se encargaban al fabricante de felicidad que era el dueño de la tienda de discos? ¿Alguien pasó una tarde charlando con el dueño de la tienda mientras éste le ponía discos de la Velvet, de los Who, de los Supersuckers? Oh Mayhem! Du du du! Aye Mayhem! Du du du!

¿Me lo he inventado yo todo? La anciana se ríe sola ahí en el fondo del cuarto...




miércoles, 16 de junio de 2010

La sonrisa del verdugo

El verdugo no había descansado demasiado, y sin embargo, el soplo fresco de la noche que había bajado las temperaturas le había sentado muy bien. Cambió su desayuno. Cambió su rutina. Se aseó mejor que de costumbre. Iba a matar como siempre, pero el día era mejor. Él mismo era mejor, una mejor persona.

Se dirigió a su lugar de matanzas. Los de fuera le saludaron sin pasión, como siempre. Los de dentro entendieron que algo cambiaba. Hasta alguno -pensó él- pareció sonreírle. Así es que esa mañana, detrás de los muros, no murió nadie. O no se oyó que nadie gritara mucho.

(c) El cuentacuentos





martes, 15 de junio de 2010

Cuánto tiempo hace que no escribo algo de más de dos párrafos...

Aún queda por allí El complemento directo según Bertolt Brecht, una novela que algún día me gustaría escribir, para la que tengo ideas, y que ningún editor en su sano juicio publicaría (ni yo mismo me la publicaría, si comiera de mi editorial). También recuperé -merced a mi amigo Piotr L. Manzano- el texto de una novelita de fantasía que escribí hacia la mitad de la carrera, en lugar de atender a las clases de Gramática histórica, cuyo título se me atragantó tanto que no conseguí discernir, y a día de hoy aún no tiene. Debo decir que poco después de que me enviara mi texto perdido, empecé una revisión que aún no ha acabado (porque no seguí con ella, vaya) y que al terminar publicaré por acá, por si alguien quiere evitarse tener que pagar dinero por un novelucho tipo Dragonlances y Mazmorras. (Aunque aquí me sale el orgullo y niego cualquier relación con la literatura pulp de espada y brujería y reivindico que mi humilde texto está plagado de trucos narratológicos que coinciden con lo que iba aprendiendo en esos momentos en la carrera.)

Y una sugerente novela sobre la muerte -o suicidio programado- de un abuelo en estilo epistolar, y una locura atomizada que quiere ser Rayuela y se queda en rayita, etc.

Quiero escribir, no perder mi tiempo en mezquindades. Quiero dedicarme a jugar con mi perro, a escribir, a hacer el amor, a viajar, a dejarme la barba larga sin que me pique, a tocar la guitarra. Quiero que muchas cosas sean diferentes.




domingo, 13 de junio de 2010

Nueva encuesta

He ahí un tópico de difícil solución para el selecto público de los modestos Murmullos. ¿Qué prefieren nuestros blogueros? Porque aquí hay amantes de la lectura, pero también de la vida...

Un blog donde perderse y no salir

Echadle un vistazo a este maravilloso blog argentino llamado Ignoria:

http://bibliotecaignoria.blogspot.com/

Tiene cientos, si no miles, de fragementos, poemas, ensayos, entrevistas... La lista de autores es un escándalo.

Un diez, vamos.




miércoles, 9 de junio de 2010

Unas imágenes para alegrar(me) la vista

Hoy le estoy echando al blog más minutos de los que realmente tengo para él. Pero es que me gusta tanto... Y llevaba tanto tiempo sin hacerlo...

He tomado prestadas algunas fotos e ilustraciones de internet para hacer un poco más bonito el blog. Si sus dueños no quieren que estén aquí, que avisen y las eliminaré.




Fin de las encuestas

Los pacientes amigos que oyen el perorar de la anciana han decidido que:

Don Juan, en su siguiente conquista debe pegar un gatillazo y que su amante se vaya a fumar con doña Inés a hablar mal de él, se hagan amigas y terminen en la alcoba en una nueva y hermosa relación lésbica, tras lo cual, don Juan, con el ego más bajo que su órgano eréctil debería acabar conociendo a Salomé y que así ambos puedan descargar un poco de tensión. Quien sabe, a lo mejor hablarían dando un paseo.


La poesía es una inexplicable conjugación de música celestial, ritmo animal e inteligente consciencia coral. La anciana tiene el increíble mérito de haber ido a pincharse con todas las agujas del pajar con meter la mano una sola vez, porque si no no se explica que las tiradas de novela sean de 150000 ejemplares (no hablo de Larsson) y las de poesía de 800.

Nuevas encuestas pronto. ¡Participen!



Por cierto, asombrosa participación del blog desde México. Las cosas que enseñan los contadores con geolocalización... Un saludo pues a los lectores de allá.

El último artículo que acabo de subir

Como sabéis, me gustan bastante los comics. Este año he escrito para mis estudiantes un pequeño articulillo hablándoles sobre los cómics. No tiene una enorme densidad, eso lo podéis comprobar, pero a l o mejor os entretiene leer lo que seguramente ya conocíais. (A eso en arte se le llama anagnórisis, ahí va el palabro.)

Iré subiendo las imágenes cuando me sea posible, que son muchas.




Literatura y comics

Literatura y comics



1. Valor del cómic

¿Cuántas veces has oído que los tebeos son cosa de críos? Además de que eso lo suele decir la gente que no ha leído comics en su vida, o que lo ha hecho sin interés ninguno, hay varias cosas que deberías saber antes de que te sumes a esta corriente de personas que ignoran que esas viñetas y esos bocadillos son una extraordinaria manifestación artística con siglos de tradición.






































Lobezno y Ms. Marvel, personajes del Universo Márvel










El cómic es un lenguaje artístico magnífico, que se basa en la combinación de cuadros o imágenes (viñetas) que muestran las imágenes más llamativas de una historia, como si se cristalizaran los momentos más importantes de una película. Y además ha creado personajes inolvidables como Tintín, Superman o Nathan Never.








El mejor villano de la historia del cómic (The Joker)











Pues tengo una buena noticia para ti: existen millones de lectores de cómics en todo el mundo dispuestos a defender la enorme valía de este género, y con frecuencia se llevan a cabo convenciones, salones del cómic y muestras de comics en España y en la Región de Murcia.





El origen de la villana Hiedra venenosa, en una página completa de cómic







































2. Tipos de cómic por procedencia

¿Qué es un manga? ¿Por qué los tebeos de superhéroes son tan baratos en comparación con los comics que hacen en Francia o en Bélgica? Son muy distintos los comics, también llamados comic-books, que se publican en diferentes partes del mundo.

Manga

Los comics que se escriben en Japón se llaman mangas, y sus aficionados “otakus”. El cómic japonés es enormemente variado, y tiene muchísimos géneros, algunos de los cuales son propios, como el shōjo, que un tipo de manga dirigido a una audiencia femenina de entre los 10 y los 18 años. Abarca una gran cantidad de temas y estilos, desde el drama histórico a la ciencia ficción, centrando habitualmente el énfasis en las relaciones humanas y sentimentales. Como ejemplos de este tipo de manga Sailor Moon o Romeo x Juliet.
























Ilustraciones de Akira y Alita, dos clásicos del manga futurista




























Otro género típico es el mecha, protagonizado por robots (humanoide, animal, medio de transporte, o armas móviles, etc) de proporciones variables, diseñados tanto para protección de una ciudad como para uso militar u otros usos, peleando entre sí. Algunas series de mechas son Mazinger Z, Macross, Full Metal Panic!, Neon Genesis Evangelion y Transformers.

El manga es también famoso por la facilidad con que cambia su medio: del papel con frecuencia se pasa a la serie de animación o “anime”, e incluso se crean películas completas llamadas “ovas”.





En este anime de Evangelion los enormes mechas luchan entre sí



Europeo

Bélgica y Francia (y últimamente también Alemania, aunque en menor medida) son países en los que el cómic se entiende como parte de la cultura popular, y no como una manifestación artística de minorías.

Los comics europeos se suelen publicar por álbumes con muy buena presentación. Son más caros y frecuentemente conllevan un trabajo mucho mayor que el de otros tipos de cómic. En muchos casos tienen un público más maduro, pero sólo por el coste de los libros.





Tintin en un edificio de Bruselas









El capitán Haddock y Milú, en una página de Tintín










Asterix también triunfa en el cine






























Americano

El cómic americano tradicional se llama comic-book. El género por definición del cómic americano es el cómic de superhéroes, con personajes tan conocidos como Hulk, Spiderman, Superman, Batman, la Patrulla X, etc. En cualquier tienda de cómics o quiosco son siempre los más numerosos.




Batman y Superman




Independiente

Además de los tres focos que hemos visto, prácticamente en todos los países se están escribiendo comics de tipo independiente o “underground”. Muchos de ellos tratan historias realistas o que se salen de los géneros más típicos. En muchos casos, los artistas que posteriormente trabajan para las compañías más prestigiosas de comics comienzan escribiendo y dibujando tebeos independientes.

Maus, de Art Spiegelman llegó incluso a ganar el premio Pulitzer. Maus trata sobre la supervivencia en un campo de exterminio nazi en la segunda guerra mundial. Otros comics independientes famosos son Vals con Bashir, Palestina en la franja de Gaza, Contrato con Dios, etc.




Contrato con Dios





3. Origen del cómic

El cómic moderno nace con la tira cómica de los periódicos, en la que unos personajes hacen referencia a algún hecho de actualidad de manera puntual o bien desarrollan su propia historia a lo largo de muchos números. En el periódico La Verdad de Murcia hay una tira cómica llamada El Tío Pencho, dibujada y guionizada por Manuel Sánchez Baena (Man). (Este dato está corregido por Paco Olivares, como se ve en el comentario al pie de la entrada)



El Tío Pencho

La primera tira cómica que contiene el texto dentro de la imagen y que centra la acción en diferentes momentos puntuales se llamó The yellow kid.


The Yellow Kid

Otros ejemplos de tira cómica con mucho éxito son las de Liberty Meadows, de Frank Cho, en la que un veterinario pequeñajo y nervioso intenta conquistar sin éxito a una exuberante psicóloga de animales (que, a su vez hablan entre ellos), o también la genial Mafalda, de Quino, una niña que observa el estúpido mundo de los adultos.





Mafalda





4. Géneros y subgéneros

Seguro que alguna vez has leído un buen tebeo de Mortadelo y Filemón. Es uno de los mejores exponentes de lo que se llama un tebeo, el nombre que se le da al cómic en España por la antigua revista de comics TBO.

Existen muchos tipos de cómic según su contenido. Es igual que en la Literatura, que tiene teatro, poesía y novela… Cada uno de los lugares en los que se producen comics crea sus propios “géneros” de comics. Un ejemplo sería el cómic japonés que hemos visto antes. Pero hay muchos más: igual que, en la Literatura, dentro de la novela hay novelas policíacas y novelas de terror, entre otras, en el cómic podemos ver tebeos independientes dramáticos y tebeos independientes, por ejemplo, de humor, como la revista El jueves especializadas en tiras cómicas realistas/políticas, cómic de ciencia ficción, de espada y brujería, como Conan el bárbaro, fantástico, infantil, realista, etc. (De hecho, ya se habló en este blog de unas viñetas de Conan. Abajo está el vínculo.)


Combinación de primeros planos y planos generales en una página de Conan




6. Cómo leer un cómic

Todo esto que llevamos dicho está muy bien, pero, ¿sabemos leer un cómic? Lo primero es quitarnos los prejuicios y no pensar que es cosa de niños, porque no es cierto: Mortadelo y Filemón o los mangas de Bola de Dragón sí pueden serlo, pero no todos son así. Existen comics tan profundos como cualquier novela y tan intensos como muchos poemas.

Cualquiera sabe mirar normalmente de derecha a izquierda, de arriba abajo y de página a página, pero es que a veces el cómic altera todo esto. A veces hay que leer en cierto orden que el dibujante nos indica, o a veces en una página sólo hay una enorme viñeta o splash-page.

Las viñetas de arriba y las de abajo en esta página de Los Metabarones son simétricas

Además, tenemos que tener en cuenta que la manera de colocar las viñetas, su orden y su cantidad son muy significativos. No merece la pena ir leyendo el texto de las viñetas ciegamente sin fijarnos apenas en los dibujos y en cómo se combinan éstos, porque si no, ¿para qué estaríamos leyendo un cómic?

(Además, el cómic japonés bien editado suele leerse de la página derecha a la página izquierda.)




7. Lectores de cómics y de libros

Leer cómics es una magnífica manera de empezar a leer libros. (¡Pero cuando seas un buen lector de libros, no olvides los comics!) Cuando uno abre un cómic y lee sus páginas y disfruta con sus imágenes, la imaginación vuela, y cada vez se siente más predispuesto a que le cuenten historias. Numerosos libros son trasladados al cómic y viceversa: por ejemplo, las adaptaciones famosas –y muy buenas- de El Hobbit y de El Señor de los Anillos, El juego de Ender, la Biblia, El Capitán Alatriste, Amérika, la Odisea, etc.


El hombre de arena, Shakepeare y hasta la Biblia tienen su cómic




(c) El cuentacuentos