Hace algunos años, aunque yo no sea muy dado a las series, recuerdo que un día, falto de sueño, me quedé en casa -ahora "casa de mis padres", pero entonces simple y llanamente "casa"- viendo el Canal Plus. La serie era Millenium, y el capítulo, aunque pudiera buscar su nombre, me vais a disculpar que no lo haga para no perder tiempo del trabajo que debería estar haciendo ahora mismo y que con el blog le robo cariñosamente. En ese capítulo, una asesina en serie con un carácter tan mítico que evocaba al mismo principio del mal, una tal Lucy Butler, capturaba a jóvenes y los hacía oír el tema Love is blue prácticamente hasta el suicidio o el lavado de cerebro.
Ese capítulo me obsesionó, y la música también. Hoy, aun riéndome de aquello, no lo hago en voz muy alta.
(Por ello, me niego a enlazarla aquí, si queréis la podéis encontrar en youtube).
Pues el tema de hoy, infinitamente mejor, qué duda cabe, me ha hecho escucharlo cuatro veces esta misma tarde. Un simple y delicioso tema de power pop de Teenage Fanclub. La obsesión es real, como decía Houllebecq. Todo lo demás es sólo posible.
(Tened cuidado, no lo oigáis mucho. ¡Malditos escoceses!)
Ese capítulo me obsesionó, y la música también. Hoy, aun riéndome de aquello, no lo hago en voz muy alta.
(Por ello, me niego a enlazarla aquí, si queréis la podéis encontrar en youtube).
Pues el tema de hoy, infinitamente mejor, qué duda cabe, me ha hecho escucharlo cuatro veces esta misma tarde. Un simple y delicioso tema de power pop de Teenage Fanclub. La obsesión es real, como decía Houllebecq. Todo lo demás es sólo posible.
(Tened cuidado, no lo oigáis mucho. ¡Malditos escoceses!)
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