Blog literario idiota de Andrés Nortes Martínez-Artero. Literatura y rock en vena. Y alguna cosa más

domingo, 28 de noviembre de 2010

Otro cuento

Hoy -anoche a las dos -por ser exactos- acabé otro cuento. Y además lo acabé a la vieja usanza, montado en un bolígrafo y cortando el folio en trozos o trazos, como en la película Tron. Se llama La larga coda de la muerte, y es un poco especial. En un rato revisaré el estilo y lo subiré.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Isabel hace nueve

(Doña) Isabel, se(a) (usted) bienvenida a este blog. Escribe cuanto quieras, quéjate de todo, pon verde a la anciana y al paciente cuentacuentos que le transcribe pacientemente las peroratas constantes que le dedica a él, o al mundo, vaya a saber, y vuelve por aquí cuando te apetezca.

Gracias por hacerte seguidora.

Literatura juvenil

Por cuestiones laborales, de tanto en tanto debo leer alguno de los libros de lo que suele llamarse "literatura juvenil contemporánea", es decir, una literatura escrita para jóvenes redactada hace no más de quince o veinte años, por poner un límite bastante amplio.

No voy a negar que los libros que buscan un lector con un perfil muy preciso me desagradan, igual que las películas, que los discos y que los comics. Está claro que, el autor lo intente de manera consciente y premeditada o le salga de manera fortuita, siempre existirá un perfil -que le interese el tema, que tenga unos conocimientos de la lengua precisos, que domine las referencias culturales a las que se alude en el libro, que le guste y conzca el género, etc.- de lector que puede disfrutar más que otros de ese libro. Es lo que Umberto Eco -más o menos-, llamaba "lector modelo". Pues bien, es cierto que los libros tienen un lector modelo, pero cuando esto resulta muy exagerado...

Pondré un ejemplo. Leo Las lágrimas de Shiva, de César Mallorquí. Es una novela juvenil publicada en Edebé, con mucho éxito editorial en el ámbito de la educación secundaria: un libro que suele establecerse como "lectura obligatoria" en los departamentos de Lengua castellana y Literatura de numerosos institutos, habitualmente para segundo o tercero de ESO y me encuentro con todo lo anteriormente comentado. Este libro trata de la investigación que desarrolla un joven protagonista sobre una historia del pasado de una parte alejada de su familia del Santander señorial.




(Imagen tomada de http://alba-blog-alba.blogspot.com/)

El protagonista, como no puede ser de otra manera, es un joven adolescente "especial" (pues sólo él ve a los fantasmas). Esto sirve para la inevitable "identificación" del lector con el protagonista del relato. Si la novela gusta y la retroalimentación es buena en las aulas, se mantendrá de un año al siguiente como lectura obligatoria.

El protagonista investiga. Nada más "adolescente" que la investigación. Su investigación es triple: por una parte, en la historia fantasmal de Beatriz Obregón y su amante el mulato Simón Cienfuegos, pero por otra, en el despertar de su propia sexualidad -pasará el verano de 1969 en la casa de sus tíos, que sólo tienen cuatro primas- y una tercera será la investigación en la literatura. Para quien no lo sepa, las editoriales nos venden los libros a los profesores clasificados según el currículo transversal que tocan, o para quien no sepa qué significa esto, según qué valores educativos transmiten al lector. Así pues, un libro como este puede venderse como "Animación a la lectura. Educación Sexual. Educación para la Igualdad. Historia de España"

Un paradójico problema surge en la lectura de estos aprendizajes literarios que lleva a cabo el joven protagonista. Si bien comienza leyendo novelas de Asimov y acaba leyendo Las metamorfosis y El guardián entre el centeno, ¿no podrían nuestros alumnos dejar de leer Las lágrimas de Shiva y empezar a leer libros de verdad como estos dos, bien escritos, hermosos, plagados de ideas no dirigidas desde los despachos de una editorial? Cuando se habla de la buena literatura desde la literatura de calidad menor, hay que tener cuidado con lo que se dice. Y ojo, no digo que con sólo unos pocos alumnos que despierten su curiosidad emulando a los protagonistas de Las lágrimas de Shiva la lectura de esta novela no haya valido ya la pena leer sus doscientas páginas. Es que el hecho mismo de que uno de sus valores sea la "propagación literaria" desde fuera de la literatura, sin hacer gran literatura sino un complejo plan publicitario es algo que cuando menos resulta discutible o sospechoso.

(Personalmente creo que no se hace que una persona lea un texto estilísticamente cuidado si no se le enseña a ello. Es como crear la necesidad de pescar sin enseñar a pescar. Crear necesidad consumista-identificatoria de enfrentarse a textos retóricamente densos es mandar a la guerra a un soldado sin armas ni entrenamiento.)

No digo que la novela sea mala. El estilo no es muy rico, eso está claro, y los recursos narrativos tampoco son ni muy complicados ni muy abundantes. Toda la novela está narrada en una tercera persona con la perspectiva interna al protagonista narrador. Sabemos lo que él, incluyendo sus opiniones y reflexiones -de un párrafo máximo-. Estas categorías narratológicas se justifican con el público lector, una vez más, pero tal vez se podría haber jugado un poco más con las perspectivas, con los personajes...

Con respecto a los personajes, hay que decir alguna cosa también, y no tanto indiferente como abiertamente cuestionable. Sobre las cuatro chicas de la casa de los Obregón. La educación sexual y el conocimiento al "otro" sexo -las mujeres siempre seréis la otredad mientras no dejen de producirse novelas así- también son tratadas desde los tópicos. Las mujeres son protagonista colectivo, son un gineceo que -como decían Robert Graves y Doris Lessing- está pero que no hace. Son un conjunto de seres raros y pasivos. Las excepciones son Violeta, que es descrita como machuna pero con belleza latente -inevitable también- y Rosa -que sólo se mueve por amor. Y si no es por amor o por masculinidad, las mujeres permanecen juntas, estáticas, pasivas, leyendo o dibujando. Bueno, el franquismo, eso también justifica todo. Al final, sólo el consentimiento paterno autoriza el desenlace feliz.

Comencé escribiendo sobre la importancia de no pasarse en la delineación del lector. Perfilar tantísimo al lector es peyorativo porque nos hace entrar en la misma dinámica de los medios de comunicación de masas, es reduccionista porque plantea que todos los lectores potenciales tienen las características que se les presuponen -ni más ni menos- y además, desde mi juicio, entontece como una posmodernidad que nos hiciera encaminar la realidad hacia su retrato. Van ahí algunos ejemplos:
  • Las series de televisión de/para mujeres que hacen que las mujeres se vean así (son/tienen que ser así) y traten de parecerse a un canon que con falsa ingenuidad trataba de ser sólo reproducción de la realidad pero que en realidad se convierten en producción de realidad, por ejemplo Mujeres desesperadas.
  • Las series de gays donde todo es espumeante y frívolo en todo momento (¡la vida es variada!)
  • Las series de afroamericanos en las que todos los blancos son tontos
  • las novelas juveniles en las que el mundo es una adolescencia perpetua, nadie fuma, nadie tiene granos y nadie muere.
  • El subgénero "adolescente" aplicado a cualquier género de cualquier arte que consiste en una simplificación y entontecimiento identificativo de las características del género.
(Por supuesto, no me pasa de largo -ya que esta relación ha salido muy televisiva- que el ochenta o noventa por ciento de la producción de ficción cinematográfica y televisiva norteamericana tiene un "diseño de público" también muy marcado: clase media, blanco, urbano, moderadamente apolítico, suavemente laico aunque protestante de fondo, masculino, etc.)


Por todo ello, suelo devorar lo antes posible estas novelas para examinarlos de ellas -las lecturas son decisión de departamento- y tratar de proporcionar a mis alumnos, lo antes posible, cuentos, textos, relatos y poemas de mayor calidad. No dudo que César Mallorquí pueda -o que lo haya hecho ya- escribir algo mejor, incluso para niños. César Mallorquí o cualquiera de los demás. Tal vez el ojo crítico no deba apuntar tanto a ellos como a las editoriales.

(c) El cuentacuentos


PD. Como véis, la mía es sólo una opinión. Hay más...


martes, 16 de noviembre de 2010

Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo

Anoche antes de acostarme prometí unas palabras sobre esta novela. Bien, hoy toca cumplir.

Artículo de verdad sobre Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo, por Juan Antonio López Ribera, publicado en la revista Tonos de la Universidad de Murcia.

Para las personas que no hayan leído nunca un buen artículo de crítica literaria, es un buen ejemplo de cómo se puede analizar una obra sin destrozarla y sin caer en lo pedante, los datos sueltos que no llevan a nada. Es un articulo muy bueno. Pero ya sabéis que este tipo de artículos es mejor revisarlos cuando la novela ya se ha leído, porque para analizar la obra presuponen que el lector del artículo también lo ha hecho.

Y para quien, pese a todo, no se atreva, pues tendré que decir yo algo... Ventajas... es una novela relativamente breve (no tendrá más de unas 200 páginas en la edición de bolsillo) que se lee en una sentada. Si tienes mala suerte, en dos. ¿Por qué tan rápido? Bien, habrá quien piense que esto es bueno y quien recele. A Stephen King también se le lee rápido. ¿Pero es Orejudo Stephen King? ¡No, por Dios! Esta novela es muy buena, e iré desgranando por qué, independientemente del orden

En primer lugar, cuenta una historia que engancha. La primera página es de antología, aunque ya digo que difícilmente se separará la vista hasta que uno sea molestado en torno a la página cincuenta y cinco por los críos del vecino o por un teléfono que se ha olvidado de apagar. Esta historia, además, no es lo que parece, y sufre varios cambios a lo largo del libro de modo que siempre nos va manteniendo en vilo. Y además, es múltiple, porque dentro de esta historia los personajes, como en Cervantes o en García Márquez, cuentan también sus historias.

En segundo lugar, la lengua literaria que usa está muy bien tratada. El estilo es muy particular. Es tremendamente veloz aunque use, en ocasiones, oraciones bastante largas. Tal vez yo eche de menos alguna descripción extensa más, pero la idea del libro -muy coherente- no las pide. Las voces de los distintos narradores -el principal y los secundarios- son muy diferentes. Hay un personaje africano inmigrante que cuenta su historia que al principio parece una caricatura grosera y luego uno se da cuenta de que es que está hablando como si fuera realmente un africano que confunde el frances -su primera o segunda lengua- con el castellano. ¿De qué trata? De las historias sorprendentes -verdaderamente sorprendentes- que se cuentan o que ocultan unos personajes que coinciden en un tren. No digo más.

En tercero, la crítica que trasluce de la novela es bestial -aunque muy divertida- y no deja títere con cabeza: los estudios literarios, las tendencias literarias anteriores, la sociedad bienpensante, etc. La novela, además, tiene un tinte metaliterario precioso, porque, ¿qué es viajar en tren sino ser llevado por la vida, por una vida posible, como la de la literatura?

Un pedazo de libro. Lástima que sea carne de biblioteca. Los libros buenos como este habría que reeditarlos, y no tanta edición de chorradas de moda, de famosos y de autoayuda.




Otra entrada sobre Ventajas... en el estupendo blog Las cosas que hemos visto, del que vinculo la foto.

Apuntes

A ver si mañana tengo un rato y escribo algo sobre el Jakob von Gunten de Robert Walser y Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo. Serán cosas buenas.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Imelda May en Valencia, 12/11, sala Mirror

¡Gracias, Imelda!

Por un concierto enorme; por dejarte la voz y no la sonrisa, y seguir cantando; por traernos a casa a esos enormes músicos (vaya contrabajista, y vaya guitarrista, por decir dos); por...

Imelda May, 12 de noviembre de 2010, sala Mirror, Valencia



... hacernos oír a Cat Club por primera vez (¡buena banda!); por pegarle duro a la pandereta con esas caderas; por hacer que a la señora Cuentacuentos y a mí nos guste el gospel; por irte con el psycho y por ser un auténtico mayhem en el escenario.

Gracias.


Imelda May, 12 de noviembre de 2010, sala Mirror, Valencia

(c) de las fotos El cuentacuentos

Más información en esta estupenda web, en una buena crítica de Jorge Salas con fotos de Susana Argudo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Casi-haiku de los hombres rabiosos que, aun con deseo de venganza, van viniendo de más a menos

Casi-haiku de los hombres rabiosos que, aun con deseo de venganza, van viniendo de más a menos

La casa en tu silencio polvoriento.
¿Es posible imaginar
otra cosa?


(c) El cuentacuentos

Casi-haiku de los hombres de fantasía que van viniendo de más a menos

Casi-haiku de los hombres de fantasía que van viniendo de más a menos

La casa en su silencio polvoriento.
¿Es posible imaginar
otra cosa?


(c) El cuentacuentos

sábado, 6 de noviembre de 2010

Duda razonada

Duda razonada

(Y el silencio me responde el grito en la cara
de todos los ecos que no me quisieron vestir.)

(Y el silencio me responde el grito en la cara
de una ausencia presente y una presencia expulsada.)

(Y el silencio es general que me exhorta
a regresar mi nacer a un momento anterior.)

(Y el silencio es la voz y la señal más locuaz
de cuantas en tiempos me hayan corregido sobre algún boceto.)


(c) El cuentacuentos