De pocos lugares puedo decir que guarde tan buen recuerdo como de mi brevísimo paso por Avignon. En aquella ocasión, acompañado, no pude asistir a tantas obras como hubiera querido, pero me consuela pensar que si hubiera visto diez, me hubiera quedado con ganas de ver veinte; si veinte, treinta, y si cuarenta, todas.
Cuando uno imagina una ciudad converida en teatro, no busca tanto el Pero Palo de Villanueva o la Venecia enmascarada, sino una verdadera búsqueda del tratar de ser otro. Y esto está aquí, en Avignon.
En una segunda parte a esta entrada, colgaré algunas fotos. Y así, me estrenaré para empezar a darle más colorido al blog.
2 comentarios:
Habrá que volver...¿Avignon o Edimburgo?
¿Molière o Shakespeare? Tú eliges.
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