Blog literario idiota de Andrés Nortes Martínez-Artero. Literatura y rock en vena. Y alguna cosa más

miércoles, 26 de enero de 2011

Acción-Reacción

Bajo este sugerente título de entrada no hay más que el aviso -para quien no lo haya visto- de que acabo de incluir reacciones al blog, así es que si algo os ha gustado, podéis considerarlo sublime; si algo os ha disgustado, podéis considerarlo sublime y si algo os deja indiferentes, a la anciana le gustará igualmente que le digáis que os ha parecido sublime (esto es, "milagroso").

Sois los mejores.



martes, 25 de enero de 2011

Doña Ana María Matute, egregia académica, invencible niña

Olvidado rey Gudú, vaya novelita... Es mi segunda lectura. Antes ya he leído esta novela -hará unos diez años- y también Los Abel, Aranmanoth, La torre vigía y una más -realista, ambientada en la guerra civil y con un lírico uso de las cursivas- que sin el volumen no soy capaz de nombrar. Y también Paraíso inhabitado, de la que me parece que hablamos aquí en algún momento.

Ana María Matute siempre escribe sobre lo mismo. Siempre. Y siempre lo hace de la misma manera. Siempre. Y siempre con la convicción de tener la (escéptica) razón de su lado. A veces. Vehemente cuando ha de serlo, las páginas del Rey Gudú son un ejemplo de fresca risa cervantina, que hace befa pero no escarnio de sus pequeños -y a veces enormes- personajes, que son grandiosos y comunes, mágicos pero borrachines y enamoradizos, fastuosos pero metaliterarios, y presentes pero futuros. ¿Suena raro esto? ¿Sí? Pues a leer las andanzas de Volodioso, Ardid, Gudú, Urdska y Olar.

Es una maravilla esa novela. Disfrutad de cada una de sus ochocientas páginas porque al acabar os parecerán pocas. Prometo un texto un poco más largo sobre esta. Pero eso será al tiempo, y no al olvido. Y que me entienda quien pueda.




El caballo de Ed y de Simon

El caballo de Ed y de Simon

En la extraña sensación de verse azogado por una agenda insensata y estúpida, de repente se oyen unas varillas acariciando el charles de una batería, muy de tanto en tanto su ride, y un piano esparciendo con suavidad algunas disonancias en veste de cromatismos, como un contrabajo grande como el universo; un pequeño aunque importante tiempo ha pasado y no es hasta entonces, dos o doscientos minutos después, que uno se da cuenta de que la canción es el Caballo viejo (o de la sabana) en una versión de Ed Simon y Mark Turner, o de Ed Turner y Mark Simon, tanto da. No parece tan mala canción; ni mucho del día queda por delante para regresar a casa.

(c) El cuentacuentos




viernes, 14 de enero de 2011

Antonio Lobo Antunes. ¡Cuenta las páginas!

He leído bastantes libros si me comparo con muchas personas, y ridículamente pocos si me pongo -metafóricamente- al lado de otras. Quiero pensar que en un equilibrio con quien me gusta medirme no llevo una mala proporción ni en cantidad ni en calidad.

Pero

(porque siempre hay un pero, y cuando no lo hay en realidad es que está escondido)

es la primera vez que me pasa algo que os voy a contar. He empezado a leer Manual de Inquisidores, del novelista portugués Antonio Lobo Antunes. La novela no tiene desperdicio, es una auténtica maravilla (aunque no sé si me gusta más que Acerca de los pájaros, que me emocionó como un niño) pero como aún no está acabada no quiero desvelar nada de ella. También me reservo porque no me gusta alardear de qué estoy leyendo sino compartir qué he leído. (Un poco como Borges, aunque está claro que el argentino es el argentino y el resto somos otra cosa).



(Imagen tomada del blog Tránsitos de Medianoche)

Cuando cojo la novela de Lobo Antunes, y mira que tengo unas ganas enormes de hacerlo, en lugar de agarrarla y leer lo que pueda y donde pueda, como me ha pasado con muchos otros libros (Justine en clase, el Canzoniere en los parques, Heine en el salón de mis parlanchines padres -hijo malo-, etc.) me detengo durante unos segundos y sopeso: ¿de cuánto tiempo dispongo?, ¿en qué situación me voy a encontrar durante la lectura?, etc. En ese momento empiezo a correr páginas como si quisiera animar un monigote dibujado en un margen. Y, claro, cuento con una resta el número de páginas que restan desde la marca hasta el comienzo del nuevo capítulo. Si haciendo la estimación la respuesta es positiva, comienzo a leer con enorme placer, pero si parece que no voy a poder acabar el capítulo, entonces ni lo comienzo. ¿Por qué esto?

Leed alguna novela suya y lo descubriréis. En unos días, la respuesta.

PD. Enlazo a una entrada posterior en la que hay una reseña de esta enorme novela, ya leída. Cosas de los buscadores...


jueves, 13 de enero de 2011

Niño tonto a adulto tonto (I)

Niño tonto a adulto tonto (I)

Cuando era adolescente, entre otras estupideces, me preguntaba cuál de los contendientes debía vencer en el combate: a un lado del ring se encontraba una peluca de largos cabellos lacios; al otro, un tocado de rizos naturales. Hoy mi mujer lleva el pelo corto. Qué cosas.


(c) El cuentacuentos

miércoles, 12 de enero de 2011

Debo confesar que ese "Soñador...

...sin párpados" no deja de resulatarme sospechoso. ¿Cómo se puede soñar sin párpados? Cuando la guerra, las ventanas tenían los agujeros de la metralla de las bombas o de la metralla de las metralletas, y en aquel tiempo yo misma podía dormir con un ojo abierto no fuera a ser el diablo que yo misma acabase llena de agujeros, y ya se sabe que donde agujeros hay dolores, y no se quedan los licores, y que huyendo de hoyo caigo en arroyo. Así es que la guerra acabó y por fortuna yo de agujeros nada.

Debía escribir sobre unos párpados. Sobre soñar sin párpados. Es que eso es muy raro. Cosa de las tecnologías será. En mis tiempos soñar era imaginar que el mozo te requería y que luego un poco te seguía queriendo. Es decir, que mucho no se iba al bar. Los hombres en el bar también sueñan. Sueñan con cosas imposibles, y se las dicen a sus amigos, y no se sabe si es peor que éstos se rían de ellos o que los animen con sus fantasías. Luego en casa las lentejas les saben a poco. Normal, si han estado cenando con la Hayworth y la Monroe.

En el fondo supongo que será lo mismo. Metáforas las llama el chico que me ayuda con el ordenador. Él y sus cosas... La mitad de lo que dice no lo entiendo. La otra mitad son las palabras normales, él, con, tú, arriba, paso, y, que, dormir. Porque soñar sin párpados significará soñar sin sueño, o sea, soñar estando despierto, soñar sin cerrar los párpados o soñar sin poder cerrar los párpados porque no se tienen párpados, o sea, será soñar despierto, imaginando las cosas, y con total certeza de lo que pasa por delante de los morros de una, es decir, imaginar sin poder dejar (aunque una quiera) de ver el mundo feo. Como al tonto de la lanza le pasaba. "Soñador sin párpados"... ¡Pues buen nombre ha elegido usted!

Pero lo que es educación no nos falta. Bienvenido a su diario de internet, señor Soñador. Disfrútelo cuando y como le guste. Y salude a don Pedro. Creo que viene de su casa.

La anciana




martes, 11 de enero de 2011

PJ Harvey, eso es todo

A veces cuando el tiempo es escaso y las preocupaciones parecen verdaderamente serias sucede que aunque uno no quiera, los seres de energía pura que aún existen por aquí o por allá lo arrastran por el barro de lo sublime. Durante diez minutos o varias horas. Porque los seres de energía pura existen. Son pocos, pero todos los conocemos.

PJ Harvey es un ser de leyenda. Puede cantar lo que sea, puede elevarse a si misma a icono de su camiseta, puede ser la dama de un daguerrotipo, una Billie Halliday de club de jazz, una tecno-iluminada necia, una hija de Elvis, una Vagina Rugiente de 15 metros, una Ofelia desmaquillada, un maelstrom de Poe que mira y canta sola, con sonrisa sarcástica, Firebird atronadora, falda tan pequeña como las dudas, botas de tacones y sostén, y ya está, ante cien mil fieles.

Si tenéis dos horas, bucead por Youtube. Si tenéis medio billete, compraos sus discos.










lunes, 10 de enero de 2011

Sobre la educación literaria en educación secundaria

A petición de mi amigo Pedro López (creeloquequieras.blogspot.com) subo un comentario escrito a tenor de unas palabras sobre las lecturas escolares. Prácticamente este mismo texto, acaso con alguna pequeña corrección, se puede encontrar como comentario a la entrada sobre Las Lágrimas de Shiva.

Cuando yo le comentaba que Las lágrimas de Shiva, lectura cuestionable, era nuestro libro escogido en el departamento como lectura obligatoria para la ESO, él se cuestionaba:

¿Hasta qué punto tiene un profesor margen de maniobra con las lecturas de sus alumnos?

En la EGB y el bachillerato leí mucha mierda juvenil que ya he olvidado, a excepción de las consagradas: Buscón, Lazarillo, las Leyendas, La Odisea y El Niño de la Bola de Pedro Antonio de Alarcón. Es todo cuanto se me viene a la cabeza.

El margen es el siguiente: el alumno/a, salvo gloriosas -que no deberían ser gloriosas- excepciones, es en franca mayoría analfabeto funcional (sabe descifrar los dibujitos y garabatos escritos como letras y sabe balbucearlas, pero ya está) y pasa amodorrado por el mundo sin tener lo que todos los niños deberían tener: imaginación.

Así, lo único que acepta son estos libritos identificativos en los que el protagonista es él -es decir, un jovencito adolescente de su edad- y habla como él y tiene que coger la mochila e irse al instituto como él. La mayoría de estos textos son una gran basura, están muy mal escritos, son cursis, imitan sin tino la jerga cambiante de la juventud...

Los profesores de lengua y literatura hacen lo que pueden, pero tener que enseñar el significado de tres palabras de cada frase se hace cuesta arriba, o es directamente inviable si, además, lo que se pretende es que el alumno adquiera el hábito lector. En una sociedad habituada a que el esfuerzo es un valor negativo, tener que coger el diccionario es una tortura, y echar tres páginas atras, un crimen insoportable. De ese modo, si quieres que tus alumnos amen la literatura tienes que tomar esa decisión: ¿literatura mala o ninguna literatura?

La mayoría de los profesores opta por la primera opción. La segunda opción es el resultado de luchar contra los molinos de viento. Yo he intentado algunas veces las lecturas adaptadas (versiones con una sintaxis y un vocabulario simplificados de los clásicos de las literaturas europeas) pero requieren un esfuerzo y una cantidad de sesiones abrumadoras para que los alumnos (algunos alumnos) aprendan y/o disfruten un poquito. Y el resto no puede esperar...

Antes había una asignatura de Literatura aparte, obligatoria en algunos cursos. Ahora la Literatura es una parte de la asignatura de Lengua, asignatura cuyos estipuladores ministeriales -por no enfrentarse con los grandes catedráticos universitarios de ninguna de las diferentes escuelas y ámbitos lingüísticos- han hipertrofiado salvajemente. Los contenidos son abrumadores, casi no queda tiempo para enseñar a un niño palabras nuevas, o cosas tan llanas como escribir en un folio liso o redactar bien. En esta coyuntura, ¡ponte a dedicarle horas y horas a enseñarle a los niños que los pronombres en Cervantes se pueden referir a un sustantivo de la oración anterior o a la anterior a la anterior!

(Por ejemplo, en primero de bachillerato, la asignatura tiene sólo tres horas a la semana. En ese tiempo deben aprender la sintaxis de la oración simple y de la compuesta, la morfología del castellano, su fonología, su pragmática, la lingüística textual al completo, la historia del castellano, las variantes dialectales del castellano y las lenguas de España, las variedades de América y la literatura española desde sus orígenes hasta el siglo XVIII.)

(Y que la amen, la Literatura.)

Pues en eso estamos; por eso los profesores ponen estas cosas como lectura obligatoria, y no a Verne o a Stevenson. O a Poe, o a Cortázar, o a Cervantes, o a Gianni Rodari.


sábado, 8 de enero de 2011

Buenas María

qué tal cuento tiempo mira que ya al menos hacía algunas semanas que no nos veíamos y de repente vas y apareces como por arte de magia en mi blog bueno mi blog más bien el blog de la anciana que como es un poco analfainformática se lo tengo que gestionar yo y ya de paso pues algunas entradas también escribo no iba a ser todo dejarla esparcir sus sandeces por los cuatro virtuales vientos en fin en fin en fin así que tú por aquí y ahora preguntarás sorprendida yo como que yo si no nos hemos visto nunca pero ahí es donde te equivocas porque el mundo es tanpoco ancho que algún día por aquí o por allá seguro hemos coincidido habla la anciana está claro no yo tú y yo quizá no más bien no pero eso desde ahora empieza a cambiar