Olvidado rey Gudú, vaya novelita... Es mi segunda lectura. Antes ya he leído esta novela -hará unos diez años- y también Los Abel, Aranmanoth, La torre vigía y una más -realista, ambientada en la guerra civil y con un lírico uso de las cursivas- que sin el volumen no soy capaz de nombrar. Y también Paraíso inhabitado, de la que me parece que hablamos aquí en algún momento.
Ana María Matute siempre escribe sobre lo mismo. Siempre. Y siempre lo hace de la misma manera. Siempre. Y siempre con la convicción de tener la (escéptica) razón de su lado. A veces. Vehemente cuando ha de serlo, las páginas del Rey Gudú son un ejemplo de fresca risa cervantina, que hace befa pero no escarnio de sus pequeños -y a veces enormes- personajes, que son grandiosos y comunes, mágicos pero borrachines y enamoradizos, fastuosos pero metaliterarios, y presentes pero futuros. ¿Suena raro esto? ¿Sí? Pues a leer las andanzas de Volodioso, Ardid, Gudú, Urdska y Olar.
Es una maravilla esa novela. Disfrutad de cada una de sus ochocientas páginas porque al acabar os parecerán pocas. Prometo un texto un poco más largo sobre esta. Pero eso será al tiempo, y no al olvido. Y que me entienda quien pueda.
Ana María Matute siempre escribe sobre lo mismo. Siempre. Y siempre lo hace de la misma manera. Siempre. Y siempre con la convicción de tener la (escéptica) razón de su lado. A veces. Vehemente cuando ha de serlo, las páginas del Rey Gudú son un ejemplo de fresca risa cervantina, que hace befa pero no escarnio de sus pequeños -y a veces enormes- personajes, que son grandiosos y comunes, mágicos pero borrachines y enamoradizos, fastuosos pero metaliterarios, y presentes pero futuros. ¿Suena raro esto? ¿Sí? Pues a leer las andanzas de Volodioso, Ardid, Gudú, Urdska y Olar.
Es una maravilla esa novela. Disfrutad de cada una de sus ochocientas páginas porque al acabar os parecerán pocas. Prometo un texto un poco más largo sobre esta. Pero eso será al tiempo, y no al olvido. Y que me entienda quien pueda.
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