El caballo de Ed y de Simon
En la extraña sensación de verse azogado por una agenda insensata y estúpida, de repente se oyen unas varillas acariciando el charles de una batería, muy de tanto en tanto su ride, y un piano esparciendo con suavidad algunas disonancias en veste de cromatismos, como un contrabajo grande como el universo; un pequeño aunque importante tiempo ha pasado y no es hasta entonces, dos o doscientos minutos después, que uno se da cuenta de que la canción es el Caballo viejo (o de la sabana) en una versión de Ed Simon y Mark Turner, o de Ed Turner y Mark Simon, tanto da. No parece tan mala canción; ni mucho del día queda por delante para regresar a casa.
(c) El cuentacuentos
En la extraña sensación de verse azogado por una agenda insensata y estúpida, de repente se oyen unas varillas acariciando el charles de una batería, muy de tanto en tanto su ride, y un piano esparciendo con suavidad algunas disonancias en veste de cromatismos, como un contrabajo grande como el universo; un pequeño aunque importante tiempo ha pasado y no es hasta entonces, dos o doscientos minutos después, que uno se da cuenta de que la canción es el Caballo viejo (o de la sabana) en una versión de Ed Simon y Mark Turner, o de Ed Turner y Mark Simon, tanto da. No parece tan mala canción; ni mucho del día queda por delante para regresar a casa.
(c) El cuentacuentos
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