La trampa
Al salir de la cripta encontré a uno de los porteadores babeando sangre y con una flecha atravesando su muslo. Era uno de los tres que habían intentado estafarnos llevándose el botín y abandonandonos a nuestra suerte entre todos esos enormes escarabajos, serpientes y demás seres horribles. Lo cogí por el hombro y lo llevé a un claro. Lo curé, lo acompañé hasta que se restableció. Se llama Shamik. Ahora es mi marido.
Un beso.
(c) El cuentacuentos
Al salir de la cripta encontré a uno de los porteadores babeando sangre y con una flecha atravesando su muslo. Era uno de los tres que habían intentado estafarnos llevándose el botín y abandonandonos a nuestra suerte entre todos esos enormes escarabajos, serpientes y demás seres horribles. Lo cogí por el hombro y lo llevé a un claro. Lo curé, lo acompañé hasta que se restableció. Se llama Shamik. Ahora es mi marido.
Un beso.
(c) El cuentacuentos
2 comentarios:
Tiene su punto, pero ¿y ese "un beso" al final?
Sr. Manzano, me deja desolado...
"Un beso" es una despedida informal a alguien que se quiere o con quien se ha tenido una relación estrecha. ¿Es "un beso" recordando un pasado conjunto de la escritora? ¿O es "un beso" de presente que abre nuevas posibilidades de interpretación al título? ¿Quién ha puesto qué trampa? ¿O soy yo quien pongo trampas a mis sufridos siete lectores explorando las posibilidades de los títulos de los relatos?
Ay, ¡que todo hay que explicárselo! ¡Use su magnífico cerebro cuando escriba en mi blog, no lo reserve sólo para el suyo, egoísta!
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