Imagen tomada de El bibliófilo enmascarado
La cuarentena es una novela complicada en su estructura y en sus recursos. Es una novela escrita en cuatro partes, cada una de ellas transcurre en un momento diferente y tiene dos narradores distintos que tienen el mismo nombre, pero que luego resultan ser el mismo. Narra los sucesos ocurridos a 5 generaciones de habitantes de París y de la isla Mauricio entre la mitad del siglo diecinueve y el final del siglo XX. Es claro que, aburrirnos, no nos vamos a aburrir...
El argumento de la novela es la búsqueda de un intelectual (que se parece a Le Clézio, en eso la novela es seudobiográfica) de sus propias raíces cuando está pasando por un momento de crisis. E investigando, llega a saber que hay un miembro de su familia que llaman "el Desaparecido" que tiene en común con él la llamada de lo lejano, el viaje, la aventura, etc. Así es que empieza a buscarlo.
Aquí acaba la primera parte. La segunda es su búsqueda; en la tercera cambiamos de unas memorias (lo que parecía la novela en los dos primeros capítulos) a un diario. La tercera parte es el diario del Desaparecido cuando es desembarcado con su hermano y su cuñada en una isla. Son desembarcados porque en el barco en el que viajaban hacia su casa en la colonia (Mauricio), donde los tres forman parte de la aristocracia local, se descubre un brote de peste. Así es que son desembarcados ellos y los hindúes que viajaban con ellos en el barco. Y este desaparecido conocerá allí el modo de vida de los hindúes, la naturaleza, una bella muchacha, etc.
Y no sigo, que, si no ,me cargo la intriga de la novela -que aunque no mucha, alguna hay-, y de veras que merece la pena leerla, comprada o en la Biblioteca. Tal vez mejor comprada, porque es una novela que llama a que se escriba en el margen.
Hay muchas ideas en la novela. Se puede leer siguiendo el hinduismo (la transmigración de almas, la reencarnación, la vibración universal), siguiendo la crítica elemental del filósofo Gaston Bachelard, se puede leer como si fuera una novela de sagas, tipo Cien años de soledad (porque los personajes y sus atributos se repiten), hay saltos adelante y saltos hacia atrás, como dije. Vemos multitud de citas literarias (de Longfellow, de Rimbaud..., éste último aparece como personaje). Es una novela completísima.
Yo, además, recomiendo leerla después de (o durante) la lectura de Orientalismo, el ensayo al que aludí hace unos días. Escribí un pequeño trabajo sobre si esta novela resistía la acusación de ser orientalista, y resultó que no. Ciertamente, con muy buen espíritu y muy buena intención, es una novela orientalista, que presenta al oriental con muchos de los tópicos con que los calificaban los políticos, filólogos, historiadores y biólogos del siglo XIX y que llevaron directos al nacionalismo, al colonialismo, a un Darwin mal entendido y al partido nazi. Hay que llevar mucho cuidado con eso. Oriente no es eterno, es temporal. Oriente no es un bloque, son miles de millones de de personas con aspectos en común y otros no. Oriente no es sensualidad. Algunos orientales son sensuales, otros no. Oriente no es estatismo. Etc. Todo esto está en La cuarentena. Pero aun así, el diálogo merece la pena.
Recomendada de todas todas.
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