Blog literario idiota de Andrés Nortes Martínez-Artero. Literatura y rock en vena. Y alguna cosa más

lunes, 14 de febrero de 2011

Las mujeres en el rock. Sexo (...) y rock and roll

Sexo (...) y rock and roll

Reflexionando sobre la conocida melodía de “sexo, drogas y rock and roll” se me ocurrió escribir un pequeño ensayo sobre este marbete tan conocido y tan usado. Como, por el momento, lo segundo no me interesa en exceso, centraré mi atención en el primer elemento de la tríada y en el tercero, ¡aunque no como se puede esperar!

Cuando intento reflexionar sobre algo, en ocasiones me muevo desde el abstracto hasta las experiencias sensibles, pero la verdad es que la mayor parte de las veces suelo hacerlo al contrario, es decir, como la mayoría de las personas. Pensaba en el rock and roll y en el sexo, y recordaba los momentos trastabillantes de mi adolescencia en que mi amigo N me dejaba una cinta mal copiada en la cual, cerca del final de la cara B, se escuchaba una canción llamada Shove (tiempo después, indagando por tiendas de discos, porque no estaba generalizado el uso de internet) firmada por unos tales L7. Unas tales L7. Era un grupo de rock duro en el que el cantante era una chica, lo cual dada ya mi escasa cultura musical era impactante.



L7. Shove



Algo me hizo crear en mi mente una relación directa entre la cantante y el resto del grupo, por la cuál la vocalista era metonimia de todos los demás músicos. (Para quien no lo sepa, una metonimia es un recurso literario de los que se usan para embellecer los textos que hace que se tome un elemento por otro por la razón de que coexisten en un contexto, como decir “empuñar el acero” y no “la espada”). Pues como decía, pensé inopinadamente que el grupo era entero de chicas. Y lo peor de todo es que acerté.

¿Por qué existen tan pocos grupos en los que participen mujeres? ¿Por qué su participación es tan singular y tan marcadamente significativa? ¿Por qué no hay un cincuenta por ciento de posibilidades de ver a una mujer como de ver a un hombre en cualquiera que sea el oficio musical al que se apunte? ¿Por qué no hay mujeres productoras ni mujeres técnicos de sonido? Todas estas preguntas me las formulaba en el coche, al regreso del trabajo, hará una semana, según escuchaba por la radio una canción de los Pixies, y disfrutaba de la voz de melocotón de Kim Deal.


The Amps, con Kim Deal. Pacer

Pues es extraño que el papel de la mujer en la música rock sea tan escaso en cantidad. Cualquiera de vosotros que se pase por unos locales de ensayo encontrará una proporción muy escasa de mujeres tocando por ejemplo la batería –porque es un instrumento muy físico-, la guitarra solista –porque tiene mucha responsabilidad-, comprando una etapa de potencia o un amplificador –porque es una decisión/elección muy comprometida- o cargando equipo para dar un bolo. Si hay chicas será como cantantes, como guitarristas secundarias, como bajistas de escaso protagonismo. Por supuesto, al escribir una generalidad estoy incurriendo en numerosísimos errores. Es muy posible, lo sé, que alguna persona que lea esto me quiera corregir llegados a este punto porque conoce a alguien o es hermano de alguien o tiene una cuñada que; yo se lo ahorro afirmando abiertamente que toda abstracción es una reducción. Pero independientemente de ello, regresando a que mi ensayo lo firmo yo, y por tanto es sólo una mera impresión bien alejada de la realidad, si es que esta existe, la impresión que estos lugares de creación de música en bruto me han dejado siempre ha sido que las chicas en el rock tienen pocos papeles y además secundarios.


Belly. Slow Dog

¿Y las cantantes? ¿Y las bajistas? ¿Y las grandes instrumentistas? Tal Wilkenfeld es una extraordinaria bajista, como Paz Lenchantins, Imelda May es una cantante de soul y de rock and roll extraordinaria –no estoy queriendo regresar a los grandes- y se puede rastrear el nombre de muchas otras instrumentistas (pianistas, guitarristas, bateristas, etc.) con un enorme talento. Aunque en proporción bastante inferior a los hombres –lo cual ya es significativo, porque no olvidemos que la mujer no es una minoría numérica, como cuando se la relaciona con sectores de población como los inmigrantes o como los menores- es cierto que algunos de los mejores instrumentistas y cantantes que conozco son mujeres.


Tal Wilkenfeld con Jeff Beck

El problema es precisamente ese: decimos que son mujeres. ¿Por qué hay que destacar el sexo? Si el músico es un hombre, es normal, sería redundante destacarlo; si es mujer, es distinto, es especial, no es normal (hombre) sino que es distinto, otro (mujer). Incluso la misma palabra, según la RAE, debe emplearse en masculino para denotar persona que se dedica a la música. Leemos en el Diccionario panhispánico de dudas:

Músico -ca. ‘Persona que se dedica a la música’. El femenino es música (→ género2, 3a): «La presencia de los jóvenes músicos y músicas de la Orquesta de Cámara Tupay» (Tiempos [Bol.] 11.12.96). No debe emplearse el masculino para referirse a una mujer: *la músico.


Así pues, “el músico”, en masculino, designa a un hombre que se dedica a este arte, “la música”, en femenino, designa a una mujer que hace lo propio. “El músico” en masculino designa a la persona de indiscriminado sexo que toca un instrumento o canta con su voz, y si nos referimos a un grupo mixto, también nos encontraremos con que la palabra en masculino designa a todo el grupo. El concepto lingüístico en el que se basa todo este extraño laberinto se llama “neutralización de oposiciones” y se debe a la fonología de Trubetzkoy aunque como vemos también se hace extensible al léxico. Viene a decir, muy grosso modo, que cuando una elección entre varias posibilidades excluyentes ya no es relevante, para representar al conjunto o suma de ambos elementos que debían ser seleccionados basta con tomar uno de los, y así el hablante no tiene que aprender una palabra más que designe a la suma; es el caso de las palabras “día” (tiempo con luz solar) / ”noche” (tiempo sin luz solar), superadas en su conjunto por la palabra “día” (tiempo completo que tarda la Tierra en girar completamente sobre su eje, comprendiendo una parte con luz solar y otra sin luz solar). Así pues, vemos que “músicos” incluye a “músicas”. Pero es que ya “ellos” comprendía a “ellas”.

Sí, la lengua es sexista. Y clasista. Y muchas otras cosas malas. (Y también algunas buenas.)

¿Toda mujer es sexo activo mientras que todo hombre puede apagar su sexo en la “normalidad”? ¿Son sólo las mujeres públicas, las que suben a escenarios –en concreto los que tienen una batería y unos amplificadores, que son los que nos interesan- quienes no pueden dejar de comunicar su sexo “alternativo” –ya que como hemos visto el sexo normal o no-sexo es el masculino- en todo momento? ¿Sucede lo mismo con los hombres? ¿Y con los hombres rockeros? Es una pregunta que me hago, y que para responder he tratado de buscar el concurso de mujeres o en general de personas a quienes atraigan los hombres. ¿Toda rock star de cualquier sexo es inevitablemente atractiva? ¿Todos los rockeros son bellos y sudan sexo por sus miradas? ¿Qué sucede entonces con la no-actitud o más bien con la actitud de la dejadez? ¿Es posible ésta en las mujeres?


The Cramps

Ante semejante marejada de preguntas, y sin la vana intención de contestarlas todas, confieso mi escasa capacidad para una respuesta general o al menos factible en un alto porcentaje de los casos. Vamos entonces a hacer un camino inverso, del paraíso al infierno, de lo más sencillo de contestar a las enormes e insalvables dudas –insalvables sin enfurruñamiento dogmático, se entiende-. Y empiezo por la no-actitud que es sólo una actitud más. En la no-actitud, claro, se intenta diluir el sexo al igual que cualquier otro rasgo distintivo. En algunos grupos de rock Indie se pueden ver actitudes de este tipo, aunque el rechazo a todo es un arma de doble filo, puesto que negar la “normalidad” y negar también la “anormalidad” no parecen dos posturas que puedan mantenerse a un tiempo.



Dover. The flame

El rockero trata de llamar la atención por todos los medios posibles: es el centro de las miradas, ¡incluso el baterista detrás de su muralla de platos, herrajes y timbales! Tiene algo que comunicar, y esto muchas veces es menos el contenido de sus poemas que comunicarse a si mismo, lo que se llama la “función sintomática del lenguaje”, que no es más que el hecho de que cuando uno habla o se comunica de cualquiera de las maneras, independientemente del contenido de sus palabras también dice algo de sí mismo, de sus opiniones profundas, de su modo de ser, de su estado físico y anímico, etc. Así es que el rockero es muy “sintomático” o, más bien, expresivo, puesto que independientemente de qué traten sus letras, lo que está comunicando es a si mismo.

¿Son bellos todos los rockeros? Bueno… Salvando a según quién, podemos afirmar a boca abierta que sí, incluso los más estrafalarios. Un invocador de Satán es bello tal vez porque sí, pero sobre todo y principalmente por el escenario que lo arropa y que lo eleva. En el teatro del rock, el músico hace un papel de mensajero o de avatar divino: es quien comunica a la persona normal con la Música o con Lo Bueno De Verdad, también conocido como Lo Sublime. Lo cual me lleva a la pregunta siguiente: ¿toda belleza humana es una belleza sexuada? O, lo que es lo mismo, la pregunta del millón: ¿todos los rockeros hombres están fuertemente connotados en su masculinidad? Incluso desde una perspectiva femenina, esta cuestión parece tener enquistada su respuesta, dado que en muchos casos las mujeres piensan, al igual que los hombres suelen hacerlo, que son ellas el elemento sexualmente marcado, es decir, que no son el sexo neutro.


The distillers. City of Angels (Directo)


The distillers. Drain the blood



(Pido una pausa para pedir disculpas por mis errores terminológicos y conceptuales. Mis únicas lecturas de Butler y Beauvoir no me hacen ir muy allá en el espacio teórico del feminismo. Y ahora, cojo aire y vuelvo a la inmersión.)

¿Toda mujer trata de destacar su “feminidad” –sin entrar en si esta es un invento o un instinto- en un escenario o es el escenario el que destaca lo femenino de la mujer ante la mirada culturalmente mediatizada del público masculino y femenino? De nuevo deberemos dejar de lado el sueño de lo universal y lo estable y conformarnos con que cada caso será individual. El aparato comercial del rock, eso sí, tenderá a que la artista mujer proporcione una imagen con un cierto atractivo sexual. La imagen atractiva implica ganancias económicas que, aunque poco tengan que ver con el arte, vienen muy bien a las grandes compañías, que no se preguntan tanto qué es lo que gusta a los oyentes de un grupo sino cuántos han sido los beneficios de ventas de tal artista.



El atractivo significa muchísimo en el rock. Es ridículo pensar en el número de veces que se alude al atractivo de una bajista o de una cantante. “Y encima canta de puta madre”, he oído infinidad de veces; “pero buena está un rato” es una muletilla que las protege de su falta de talento (falta inexcusable en un entorno, nunca lo olvidemos, básicamente artístico). Hasta, a veces, surge la necesidad de protegerse públicamente ante la admiración a una artista poco agraciada con un comentario al hilo como “es un penco, pero toca increíblemente”. Esto sucede también con cualquier mujer pública, con presencia en los medios de comunicación de masas: presentadoras, deportistas, políticas, banqueras. Hasta las ministras tienen presencia en las webs sexuales de hombres. ¿Pero sucede esto con los hombres? (¡Aparecer en las webs eróticas masculinas heterosexuales no, ni en las femeninas: reformulemos!) ¿Los hombres son considerados siempre en función de su atractivo conjuntamente con su competencia? Yo diría que no tanto o no, casi nada. Las mujeres en España empiezan –sobre todo entre mujeres- a expresarse con libertad después de muchos años de dictadura catolicista, pero hoy día siguen luchando contra ciertos tabúes y uno de ellos es el deseo femenino, y otro el atractivo masculino.


Tal Wilkenfeld haciendo un solo. La traducción de los estúpidos comentarios es "El bajo está hecho para acomodar a su seno derecho" y "¡Está cogiendo la virilidad de su hombre, jaja!"


Así pues, la casuística de rockeras es tan grande que no podríamos contemplarla en un ensayito sin pretensiones como este. Si la actitud está ligada al músico, y parece inevitable que lo esté, algunas mujeres en el escenario muestran conductas muy relacionadas con las diferentes tendencias y relaciones entre sexo, género y deseo. ¿Rockeras lésbicas o con actitud extravertida lésbica? Sí. ¿Rockeras hiperfemeninas o con una presencia y atributos visuales, gestuales y musicales muy vinculados a una idea tradicional de la sexualidad y género femeninos, como la sensibilidad, la delicadeza, la dulzura, la voluptuosidad? Sí, y muchas. ¿Rockeras andróginas? También. ¿Rockeras aguerridas, que se acercan a una idea típica de sexualidad y género masculinos? Claro, endureciendo la imagen e incluso llegando a registros vocales más fáciles de alcanzar para un hombre que para una mujer: quien no conozca hasta donde pueden llegar las mujeres debería oír alguna canción de Archenemy.



Arch enemy. My apocalypse



Boss Hog. Whiteout


Y tras esta larga palabrería, que se me ha ido de las teclas, voy a dejar que seáis quienes leéis este ensayo los que toméis conclusiones. Pero lo haré, como no podía ser de otra manera, con una pregunta. ¿Paridad en el senado? ¿Paridad en el congreso? ¿Paridad en los conciertos? Algún día. Sin cuotas.


(c) El cuentacuentos


PS. Añado algunos enlaces de otras páginas en las que se trata el tema, por si os puede interesar. Yo no comparto muchas de las opiniones, y en bastantes casos podéis ver cómo se mezclan la calidad musical con el atractivo físico:

Wixrocks

Equinoxio

Tercera información


2 comentarios:

Gus dijo...

Y las Runaways? Ese grupo solo de chicas que tuvo Joan Jett antes de los Heartbreakers.

Excelente artículo!

El cuentacuentos dijo...

I loooove rock and rooooll!!!

A las Runaways las habré oído alguna vez porque su nombre me sonaba bastante, pero la verdad es que no las recordaba, así es que gracias por la referencia porque me encanta la música de finales de los setenta, todas las variantes del rock antes de la entrada del tecnopop.

¡Y gracias por lo de "excelente", vaya!