Otra más que le debo a Juan Antonio. "¿Te gustó Soldados de Salamina? Pues tienes que leer por la que le dieron el Nacional de narrativa." Esto me comentaba poco antes de empezar el mes de marzo del año pasado. Cuando me contó su contenido, esa misma mañana fui a la librería a comprarlo. Pero me acordé de un amigo que cumplía años, al que le gusta la política española y la lectura y pensé que ya habría tiempo. Y lo hubo. En vacaciones, en un largo trasbordo de Dubrovnik a Llanes (la parada fue en Barcelona), pasé por un supermercado de los que abren casi todo el día, y amarillento, ahí estaba. Así es que lo compré.
Lo empecé al instante. Leí doscientas páginas incluso con mi pareja y mis amigos en una casa alquilada en ese precioso pueblo asturiano que he comentado. Pero en cierto momento las distracciones fueron demasiadas y lo dejé.
Por esa razón escribí la entrada anterior. Releo el comienzo y continúo con el final. Y vuelve a ser una maravillosa lectura. ¡Empieza a ser preocupante!
¿Qué es Anatomía de un instante? Querría decir que es una novela, o que es una crónica periodística o un ensayo o un poema en prosa. Querría decir muchas cosas, pero es que es un libro tan único que cada vez que intento empezar un camino me topo con una barrera. Luego intentaré la aventura de la clasificación, pero por el momento empezaré por qué sí es.
Anatomía de un instante es un libro que trata sobre el golpe de estado que hubo en España el 23 de febrero del año 1981, contra el gobierno de Adolfo Suárez. En ese libro hay una detallada investigación sobre las causas del golpe y una no menor interpretación de todo aquello que, dentro o fuera del propio golpe tuviera que ver con él. Su título hace referencia a dos términos: "anatomía" como estudio médico de la estructura y partes de un cuerpo, de donde se entiende que el golpe de estado se formó como un cuerpo con diferentes partes y con diversas funciones cada una de ellas; e "instante", que hace referencia al momento que va a condensar toda la significación del momento clave del golpe de estado: ese instante en que Adolfo Suárez se queda en su escaño en lugar de tirarse al suelo bajo el silbido de las balas de los guardias civiles sublevados.
Como ya he empezado con el sí, ahora voy a contestar al no. Anatomía de un instante no es un poema, pero tiene mucho de ello. Aunque pueda parecer un texto periodístico, la prosa que utiliza Cercas no es ni llana ni directa mientras Cercas no quiere que sea llana o directa. Domina el uso del castellano: es un autor con gran vocabulario y con gran variedad de registros. En ocasiones toma metáforas para explicar sucesos o causas y luego las mantiene durante cientos de páginas, quedando la realidad ya cristalizada en su metáfora. El leit-motiv también resulta en sus manos apasionante, y cuando uno relee -y se hace muy a menudo- palabras que ya leyó antes por primera vez, desautomatizadas, se identifica uno con el libro como el río con el mar.
El libro de Javier Cercas no es una novela. Él mismo se encarga de no dejar ninguna duda al respecto en su prólogo-epílogo y su epílogo-prólogo. Sin embargo, el manejo de la perspectiva y el del tiempo, dos categorías clásicamente propias de la narrativa, son extraordinarios. Cercas mira el mismo suceso desde una, dos, tres perspectivas, hace creer que la interpretará de un modo y entonces el mago da el más difícil todavía. La lectura puramente narrativa de esta novela es, ¿cómo decirlo? Es completa. Uno lee Anatomía de un instante como si fuera una novela de intriga, con ganas de llegar al final. Y mira que se sabe cómo acabó (en una transición mediocre, desde mi punto de vista). Los personajes son increíblemente detallados.
¿Qué otra cosa no es? Pues no es un ensayo. Y lo parece, realmente. Un ensayo variado o varios ensayos: ensayo sociológico (por ejemplo, sobre los tipos mediocres del final del franquismo, sobre la cobardía del pueblo español ante el golpe de estado, sobre los militares, etc.), ensayo político (sobre los fines legítimos y los medios ilegítimos de los partidos y la corona) y filosófico-literario (sobre el héroe de la retirada, sobre la ética del gobernante, etc.). Cercas comenta -tangencialmente- numerosos textos filosóficos, literarios, películas, etc. de autores como Weber, Rossellini, Enzsenberger. La reflexión sobre la naturaleza de la ficción de los primeros capítulos es simplemente fascinante, casi lo mejor de un libro ya de por sí muy bueno.
Algo sobre Max Weber
Algo sobre Roberto Rosellini. Películas y ficha cinematográfica de Roberto Rossellini.
Tampoco es un texto periodístico porque formalmente se evade de los cauces ten cerrados del periodismo, la noticia, el reportaje, la crónica. Aunque a pesar de todo algo de crónica tiene: cada capítulo se centra en uno de los personajes o factores del golpe, y dentro de cada capítulo hay siete u ocho subcapítulos. El último de cada uno de ellos es una crónica del asalto al congreso.
Anatomía de un instante merece la pena si te gusta leer novela bien escrita, intrigante y apasionante. Si te gusta la novela histórica, por supuesto, novela conspirativa también. Si te gusta leer textos cargados de ideas que te puedas llevar a tu vida diaria, también puedes leerlo; si quieres disfrutar con buena prosa y bien escrita, también es un buen libro que coger. Pero sobre todo puede ser un libro sorprendente si, como me pasaba a mí, el tema no te llama mucho la atención, el género periodístico tampoco. Entonces es cuando este libro se ríe de la cara de bobo que te ha dejado cuando abre sus páginas como una bailarina de cancán.
1 comentario:
Me alegra haberte descubierto una buena lectura, Andrés.
Ya te dije la próxima a la que le podías hincar el diente: EL MAPA Y EL TERRITORIO, de Houellebecq.
Un abrazo, compañero.
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