Blog literario idiota de Andrés Nortes Martínez-Artero. Literatura y rock en vena. Y alguna cosa más

miércoles, 30 de marzo de 2011

La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa. La historia y las historias

Como vaticinaba unas entradas antes, tengo sensación de estar descubriendo la bicicleta, o peor aún la rueda, a quienes lean esta entrada. Mario Vargas Llosa es un escritor muy conocido y además muy leído. La fiesta del chivo es una novela publicada hace ya algunos años, pero por si acaso alguien dudaba de si leerla o no, voy a tratar de dar mi impresión sobre ella.




(Tráiler de la película dirigida por Luis Llosa)


En La fiesta del chivo hay varias perspectivas muy diferentes: la de Urania Cabral, hija del ex-senador Agustín Cabral, la del Chivo, Rafael Leonidas Trujillo y las de los conspiradores contra la dictadura. Las de estos últimos se atienen más a la verdad -al hecho- de la historia, mientras que las otras dos le permiten al narrador una mayor introspección y una construcción de personaje muy buena. Trujillo es un personaje sensacional -su voz aguda, su ausencia de saludos, sus ojos insostenibles, su pulcritud, su incontinencia y su rijosidad, etc.- y las páginas a él dedicadas las he devorado en nada de tiempo. La parte de los conspiradores me ha gustado menos, tal vez porque se condensen muchos personajes en pocas páginas y se les quiera dar una personalidad y unos atributos que los hagan únicos.

Como casi siempre en Vargas Llosa, los relatos están desordenados en el tiempo. El lector que pide Vargas Llosa ya no es tan activo como el que necesitaba La ciudad y los perros, pero la novela tiene una última pieza que encaja la estructura que es una auténtica genialidad y que me muerdo la lengua por no escribir aquí mismo. Mañana me quitaré la comezón comentándola con una compañera del trabajo que sé que la he leído. (De hecho, quien me la dejó). El regreso de Urania es muy posterior al final de la dictadura; la conspiración se da al final de la dictadura, y el relato de Trujillo es anterior a la conspiración. Las tres piezas forman un todo.

La multiplicidad de narradores y de protagonistas se ve un poco más limitada que, por ejemplo, en La guerra del fin del mundo. Hay algunos fragmentos, principalmente en los protagonizados por Urania Cabral, en los que la actividad del narrador es simplemente magistral, alternando la primera, la segunda y la tercera persona. (La primera es Urania que suplanta al narador, la tercera es el narrador que cuenta el relato de la llegada de Urania, la segunda es el árbitro que matiza, amonesta y perdona a Urania.) Esta parte es sencillamente de quitarse el sombrero.

Una de las cosas que no me ha gustado demasiado de esta novela es que, para mí, se trata de una novela de dictador, pero no de una novela de dictadura. Esperaba leer un poco sobre la vida corriente de las personas corrientes en la novela, pero tal vez eso no haya interesado en exceso al autor, más amigo de personajes que de masas, aunque las orqueste con mucho talento.

Poco más. Una novela muy buena, muy recomendable y muy legible. Muy interesante, que mantiene en vilo, que recuerda al Galdós de los Episodios mezclando historia con historias.

PS. Cuál no sería mi sorpresa cuando comentando este libro con mi madre, me comenta: "Ah, sí, Trujillo, el de la República Dominicana. ¿Sabías que se llevó a dos tías abuelas tuyas monjas a su país para fundar un monasterio de ?" La historia y las historias.

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