Blog literario idiota de Andrés Nortes Martínez-Artero. Literatura y rock en vena. Y alguna cosa más

miércoles, 18 de enero de 2012

Todo se desmorona, de Chinua Achebe



Es efectista, lo sé. Primero Todo fluye, luego Todo se desmorona. Lo mejor es que ambos libros vinieron a mí en un plazo muy cercano y sin buscarlos yo. Así es que por sus títulos predije una chispeante paradoja...

Pero la realidad es siempre otra cosa, y sus coincidencias y paralelismos, al contrario de lo que opina Javier Cercas, son escasos. La vida no es siempre un diamante, pero siempre está en bruto. Para otras cosas ya está el arte.

Todo fluye era una denuncia periodística del horror leninista y del estalinista. Todo se desmorona es una novela que engaña, a la cual podemos, en su edición de Libros del mundo, culpar a su contraportada. Toda contraportada es culpable por defecto de una mala lectura; a todas hay que darles presunción de culpabilidad. Aunque las escribieran sus autores. Son una ponzoña estropea-libros. Y yo, tonto, sigo leyéndolas siempre, y no sólo en la librería, sino en el sofá de mi casa.

(Imagen de Chinua Achebe tomada del blog newschoolthoughtsonafrica.wordpress.com)


El problema, pues de la contraportada de esta novela es que la vende como una novela del colonialismo cuando realmente no lo es. El hombre blanco no ocupa una cuarta parte de las páginas del texto de Chinua Achebe, y su relación con el hombre negro es plana y no pasa de lo tópico. Cabría preguntarse si en el periodo de las colonias, al menos desde el prisma político, que es el que aquí interesa, hubo algo fuera del tópico, seguramente no. En realidad, tras el realismo literario, fuera del tópico (y siempre, repito, con una mirada sociopolítica) seguramente hubo siempre poco, pero a la Literatura, qué se le va a hacer, si le gustan las generalidades, también le gustan las excepciones. Okonkwo, protagonista de la novela, es un hombre excepcionalmente descrito, en cierto sentido, dentro de su normalidad, pero el hombre blanco no es más que un montón de clichés realistas a los que se da poco color literario y menos aún retórico.

Okonkwo es el protagonista absoluto de la novela. Su juventud, su vida, su familia, sus hábitos, sus pequeñas grandes empresas, su personalidad ardiente, autoritaria y con un gran sentido de superación, muy hermosamente descrita, su aprecio a su hija frente al desprecio de sus hijos, su sufrimiento del destino, su pérdida del hijo adoptivo por culpa de la superchería de una religión no humana, su carácter tradicionalista, son episodios en los que se lee la vida de un hombre que no es más ni es menos, sino meramente un hombre que lucha por la vida propia, familiar y del clan.

Pero he aquí que llega el final con la explosión de dignidad, de fuerza y de fatalidad.

¿Por qué aparece tan poco el hombre blanco? Como metáfora de la vida tribal y la confrontación con la civilización, tal vez el tiempo dedicado a cada parte resulta simbólico de la larga história del pueblo africano de manera independiente frente a la esclavitud europea que representa un pequeño periodo en su largo devenir histórico. Así, mucho tiempo sin el blanco corresponde a una larga historia de Okonkwo, un hombre verosímil y habitual en su contexto, enn su mundo de la tribu y las costumbres ancestrales.

Una de las cosas más interesantes de esta extraña novela -que siempre funciona con la retórica elíptica de los sobreentendidos- es la capacidad de su autor para ponerse en los ojos de los personajes sin resultar ridículo y sin criticar a ninguno de ellos. Chinua Achebe confía en un lector crítico, y eso es digno de alabanza.

Las costumbres que desde una perspectiva realista casi nunca son juzgadas por el narrador a veces nos traen una violencia y un atropello de los derechos humanos universales que haría cuestionarnos la cuestión de la universalidad en concordancia con la ahistoricidad. ¿Existe lo ahistórico realmente? ¿Podemos desde un punto de vista moral permitirnos considerarlo todo histórico como base para evitar una intervención en otras culturas? ¿Intervenir en otras culturas es justo? ¿Es bueno?




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