Tienen algo los grupos de Garage-rock que me resulta irresistible. Serán esas guitarras agudas con la distorsión de tipo fuzz, los amplificadores Fender, los riffs maravillosos, las voces desafiantes... Creo que es ese algo que murió cuando los jóvenes de los años 60 descubrieron que no serían jóvenes para siempre y que era más cómodo paasear sobre los adoquines que arrojarlos a los esbirros de quienes detentaban el poder corrupto, o incluso perder los dientes cuando eran apresados por soñar con la revolución. Soñar no se deja de soñar nunca, pero perder los dientes no parece muy agradable. Algunos decidieron seguir teniendo sueños como los de Gabriele Salvatores con la significacíón última de sus dientes. Y acá el círculo se cierra: en mis viejos números de la Rock de Lux y de la Ruta 66, ¿cuáles eran las palabras que les dedicaban a grupos como Radio Birdman, los Sonics, los Coronas? Raíz, bourbon, crudo, seminal, básico, salvaje...
Pero la revolución se perdió por exceso de palabras. Ahí van The Maharajas. Que los disfrutéis.