Hace unas horas, el/la Sr/a Anónimo/a (uf, qué aburrida es la expresión políticamente correcta y no sexista), a quien no debemos confundir con la Sra. Anónimo Moomin from Utrera, nos hacía en los Murmullos un comentario de aprobación al vagido lírico sobre los cuentos escrito el día 10 de julio de 2009. Como aquí no estamos vacunados contra la adulación, por pequeña, discreta y justa que sea, pues hemos pensado que habría que contestar lo antes posible.
En primer lugar, deseo dejar claro que esto no es un curso de escritura creativa o materia similar. Supongo que en la red de redes podéis encontrar algún recetario de este tipo. Confieso que yo mismo pensé en la posibilidad de que uno de ésos fuera útil y en mi juventud le di parte del poco dinero que tenía a una editorial dedicada a estos asuntos. Pero hoy en día estoy más por otros derroteros. La facilidad, como siempre, suele servir, pero sólo para empezar. Más allá del primer paso, el segundo es difícil. La segunda no es gratis.
Anónim@ nos pedía consejillos para empezar a escribir. Pues ahí van unos cuantos, tan inútiles unos como otros, pero a lo mejor te valen. Empiezo.
a. Lo primero para escribir es un estímulo. Piensa en algo que te ponga muy cachond@. ¿Es un suceso puntual, como un asesinato? ¿Es un proceso lento, como un enamoramiento o un desenamoramiento? ¿Es un personaje, una niña que sale siempre la última del colegio? ¿Es un espacio, una vieja casa de la playa con malos cerramientos y muchos libros amarillentos ¿Es un tiempo, el pasado año o un final de siglo XX en el que aún se esté luchando la Segunda Guerra Mundial? ¿Es una frase, una metáfora "mecía sus caderas como luna a las mareas", "y la llenó de Aquiles"? ¿Qué te pone a cien? ¿Qué hace que se te acelere el pulso? Sin eso no hay cuento, o, si lo llega a haber, te va a salir un churro.
b. Ya tenemos nuestro estímulo. Ahora, ¿qué hacemos con él? Pues hay muchas cosas que hacer... Dale algunas vueltas en tu cabeza. Piensa en que de todo lo que la anciana acaba de hablar tú tendrás que escribir, es decir, que tu cuento tendrá que transcurrir en algún momento, en algún lugar, tendrá que pasar algo -o, si parece que no pasa nada, como hacía Chejov, en el interior de los personajes sí puede que esté pasando algo- y tendrá que tener personajes. Además, éstos podrán dialogar o pensar y tú tendrás que recoger esas palabras exteriores o interiores. A esta altura hay quien se lanza a una escritura automática o irreflexiva y quien traza muy bien toda su estrategia antes de coger el boli. Tú mism@.
c. Escribe a boli. No sabes el calor que da raspar el papel a la hora de crear un cuento. Luego ya te lo llevarás al ordenador y cortarás y pegarás y se te colgará y se te borrará todo, esas cosas de la fe informática, como dice un amigo mío.
d. Piensa que es un cuento, que son pocas páginas -como máximo unas veinte o treinta, que si no ya salta a otro género diferente que es la novela corta- para contar tu relato. Así es que ve al grano y concentra tu atención. Edgar Allan Poe -ése sí que sabía escribir cuentos- decía que el cuento funciona como un "efecto único": ¿que ves que será un cuento de miedo? Pues no hagas descripciones que no sirvan para crear ese efecto de miedo: describe personas, lugares, animales tétricos o al contrario, describe cosas luminosas para crear contraste, o ve creando una gradación de lo claro a lo oscuro.
e. Escribe un montón. Como no seas Homero, tu primer cuento será una ponzoña, como nos ha pasado a todos. Si tienes talento y escribes más, te irás dando cuenta de cuáles son tus puntos fuertes y cuáles los débiles. Te recomiendo, eso sí, que nunca tires nada. Y que no te avergüences jamás. Cara dura forever. Mira yo, que hasta los subo a internet, jajaja.
f. No te mates con la originalidad. Hay cuentos muy originales geniales y cuentos muy originales que dejan frío a cualquiera. Y cuentos que tienen la misma idea o los mismos personajes o acciones que otros, es decir, que no son originales, pero que tienen una calidad literaria maravillosa. La originalidad es muy poco. Decía Delibes -DEP- que todas las historias vienen a ser que un chico y una chica se aman y que pasa el tiempo, pero que en las ideas que tú quieras comunicar y que van por debajo de esa historia es donde la literatura no se acaba nunca.
g. ¿Ya por la ge? Madre mía, y yo que tengo que trabajar... Di algo. En tu cuento tienes que intentar decir algo a quien te lee, aunque sólo sea "la belleza vale por sí misma". Si escribes un cuento amoroso desdichado entre Sara y Mikhail, becarios tardíos de la facultad de Informática de Vladivostok, según cómo lo escribas, puedes dar a entender a tu lector ideas como "es importante alimentarse bien y comer verduras", "la Perestroika se hizo muy mal", "el amor no todo lo puede", etc. Cuando haya acabado de leer el cuento esa idea tiene que ser suya. Y no, no hablo de moraleja.
No puedo dedicar mucho más tiempo a esto. Espero que como guía te haya gustado. El único consejo verdadermente bueno es el del boli; los demás son tonterías como pianos que la anciana nos dice una y otra vez y que por que se calle de una vez la puñetera también transcribimos aquí. Del resto, escribir y volver a escribir. Y si quieres, "publicamos" de forma anónima tu primer cuento en el blog. Si te vas a dedicar a esto, aunque sea como afición, ya tendrás que ojear también todas las cuestiones de propiedad intelectual.
(c) El cuentacuentos
Aunque no le hayamos dado esa forma, vamos a archivar este texto como artículo. Más o menos, es lo que es.