La anciana lleva mucho tiempo callada. Va siendo hora de que abra sus labios y empiece a hablar de una vez. Pronto, (¿esta noche tal vez? "Seamos realista, pidamos lo imposible", que decían los jóvenes del 68, que ya ni son tan jóvenes ni tan revolucionarios), el primer murmullo: un relato, un cuento bastante fantástico y bastante realista, de lo que a mí me gusta llamar realidad en la fantasía, esos cabos sueltos que no se recuerdan o se obvian y que sin embargo son tan hermosos de imaginar: ¿tiene agujetas un espadachín el día después de sus titánico combate contra el Señor del Mal? ¿Le gustará a la anciana reina de Creta ser reina o después de todo, lo que ella quisiera es acabar el bonito telar que empezó cuando, siendo niña, la desposaron a la fuerza con el joven Ulises?
La anciana va a hablar...
La anciana va a hablar...
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