La literatura de Robert Walser está llena de paseos por la vida, por el pensamiento, por la consciencia que roza la subconsciencia. Camina sin rumbo hacia un final del camino incierto que no hará sino llevarse las delicias del propio paseo, del camino. Caminante, ¿no hay camino? Pues para Walser no. Disfrazado apenas de Simon Tanner pasea incluso campo a través. Como el ayudante del ingeniero Dobler también pasea por el parque. En sus conversaciones revolotea como un pájaro (¡un pájaro sí que estás hecho, Robert!) sin dejar que sus interlocutores abran la boca. ¿Para qué? Total, sólo estropearían la música, la música que acompaña al hermoso paseo.
Blog literario idiota de Andrés Nortes Martínez-Artero. Literatura y rock en vena. Y alguna cosa más
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