De la ansiedad
Ansiedad es querer decir algo y no saber qué. Ansiedad consiste en presentir cómo las agujas del reloj te van borrando las entrañas sin que seas consciente de ello ni tengas tiempo de pensar en el tiempo. Un hombre ansioso es el que tiene tantas ganas de leer que acaba siendo totalmente incapaz de levantar la portada de ningún tomo. Cuando la ansiedad ataca, toda otra ética queda desbancada. Sólo se puede ser recto para con la propia nece(si)dad, que todo lo justifica -aunque la ansiedad impida, paradójicamente, como ya dije, hacer nada. Y esa es otra característica de la ansiedad: la terquedad estéril y la reiteración inane. Una mujer ansiosa puede querer llevar a cabo una importante conversación o encontrar el equilibrio sensual con su pareja, pero nunca encontrará el momento ni el orgasmo. Un niño ansioso no puede aprobar. Un perro ansioso no muerde su hueso. Un mundo ansioso llega a Marte, pero no al vecino.
Un escritor ansioso no escribe una novela.
(c) El cuentacuentos
Ansiedad es querer decir algo y no saber qué. Ansiedad consiste en presentir cómo las agujas del reloj te van borrando las entrañas sin que seas consciente de ello ni tengas tiempo de pensar en el tiempo. Un hombre ansioso es el que tiene tantas ganas de leer que acaba siendo totalmente incapaz de levantar la portada de ningún tomo. Cuando la ansiedad ataca, toda otra ética queda desbancada. Sólo se puede ser recto para con la propia nece(si)dad, que todo lo justifica -aunque la ansiedad impida, paradójicamente, como ya dije, hacer nada. Y esa es otra característica de la ansiedad: la terquedad estéril y la reiteración inane. Una mujer ansiosa puede querer llevar a cabo una importante conversación o encontrar el equilibrio sensual con su pareja, pero nunca encontrará el momento ni el orgasmo. Un niño ansioso no puede aprobar. Un perro ansioso no muerde su hueso. Un mundo ansioso llega a Marte, pero no al vecino.
Un escritor ansioso no escribe una novela.
(c) El cuentacuentos
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