Blog literario idiota de Andrés Nortes Martínez-Artero. Literatura y rock en vena. Y alguna cosa más

martes, 6 de marzo de 2012

Los seres indefensos, de Fernando Luis Chivite

El mundo de los libros es que es infinito. Y es que es, como diría el ciego más malasombra de toda Argentina, -terriblemente- infinito. Es una mala cita de "La esfera de Pascal", un cuento de esos que son tan grandes como el Duomo de Florencia y que merece más la pena que andar cotilleando blogs.

Un día compré en una Feria del libro un librito pequeño que se llamaba Los seres indefensos, de Ediciones Libertarias. Más de quince años después, lo cogí de mi viejo cuarto de la casa donde vivía con mis padres y ahí seguían indefensos los seres. Me dispuse a leerlo.

Me hicieron pensar, creo que ya lo he escrito por aquí, unas palabras que me disparó mi mujer: "¿Es que todo lo que comentas es bueno?". Esa pregunta podía leerse e interpretarse desde tantos ángulos que di un paso hacia atrás. Podía significar "¿Tan buen gusto tienes?" o "¿Tú nunca te equivocas a la hora de escoger un libro?" o "¿Tu gusto es tan amplio que todo te gusta?", o "¿Te gusta la literatura más que los libros?", o "¿De tan amplio que es tu gusto es que ya no tienes gusto?", o "¿Eres un orgulloso y no sabes decir que alguna vez la has cagado?", o "¿Es que no tienes criterio?", o "¿Si no sabes si un libro te gusta o no, sabes algo de literatura, algo has aprendido de tantos libros que has leído?"

La pregunta era vertiginosa.



(Imagen tomada del blog es.paperblog.com)



Me da mucho reparo decir que un libro no me gusta, y me pone los pelos de punta decir abiertamente "este libro es malo". La escritura de un libro (y ojo, digo un libro, no un cliché producto de consumo) entraña muchísimo esfuerzo personal, un via crucis de las ideas y las formas: cuál es la frase y el tono y la música, cómo empezar y cómo no bloquearse.

Los seres indefensos no me ha gustado. Con el tiempo, creo que los géneros son una ayuda más que una traba, un problema o una ley. Y si son una ley, merece la pena quebrantarlos a lo grande. Pero no quedarse a medio camino sólo por la pretensión de una mezcla sin más sentido que ella misma. No me ha gustado mucho porque es un libro en el que la expresión del sentimiento de un personaje -que podría ser un trasvase directo del del escritor, aunque no lo sé ni lo sabré- domina todos los demás elementos. Es una novela de expresión en la que un sentimiento general -de indefensión, de pequeñez- apabulla a los personajes -limitados, anecdóticos- y el yo hipertrofiado del narrador en primera puede con todo. El espacio es anecdótico también. Muchos de los elementos de la novela tienen su aparición y luego son olvidados. El tono creo que tampoco está demasiado conseguido. Y el exceso de ironía me resulta ya de un vacío tedioso.

Pero casi ningún libro está desprovisto de cosas buenas. Con Los seres indefensos en algunas escenas me he reído bastante. Confieso que al ser un libro más bien corto, con no muchas páginas, de capítulos muy breves bastante inconexos unos con otros, cada vez que volvía a casa del trabajo le echaba mano. En otras páginas he percibido recuerdos bastante cercanos a algunas partes de mi vida personal. Si el libro en líneas generales no me ha encantado, al menos algunas cosas buenas sí debo decir que tiene, como es su vocabulario y la precisión -un tanto esperpéntica- de su vocabulario.

Pues eso es todo. Leo sin embargo algunas poesías de Chivite en algunos blogs y me parecen muy buenas. ¿Será un libro de juventud? ¿Serán sus otros textos grandes novelas? ¿Será poeta y no prosista? Merece la pena seguir investigando, porque lo que es libros, aún hay por leer...

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