Estos días estaré por aquí y por allá, lejos seguramente de unos minutos para escribir siquiera una pequeña reseñita de La soledad de los números primos, un libro fácil (después de lecturas de este año como La divina comedia, el Decamerón, El hacedor, Opiniones del gato Murr y otras tantas maravillas que, tras veinte minutos de lectura te hacen levantar la vista, ir al baño y lavarte menos la cara que el cerebro para seguir en esa intensísima sintonía con ellos) que incluso he podido leer en el autobús.
Qué ganas tenía de algo así... De las vacaciones, ¡y también de un libro fácil!
Y mientras no estoy aquí, pues pasad estos quince días como mejor podáis. Diría que de vacaciones, pero ahora que sé que tantas personas de Sudamérica echan de tanto en tanto un ojo a este blog, me regalo el placer de la duda y la pregunta.
Sed buenos. Mejor, no lo seáis. Hasta pronto.
Qué ganas tenía de algo así... De las vacaciones, ¡y también de un libro fácil!
Y mientras no estoy aquí, pues pasad estos quince días como mejor podáis. Diría que de vacaciones, pero ahora que sé que tantas personas de Sudamérica echan de tanto en tanto un ojo a este blog, me regalo el placer de la duda y la pregunta.
Sed buenos. Mejor, no lo seáis. Hasta pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario